Juan Villoro / Lecturas de Domingo

AutorJuan Villoro

Hace unos años escribí acerca de Germain Louis, maestro de primaria de Albert Camus. Huérfano de padre e hijo de una madre analfabeta, Camus nació en Argelia ante un mar favorecido por la belleza y abandonado por el destino. Soñaba con ser futbolista y sometió su pasión a los rigores de la pobreza: eligió la posición de portero porque es en la que menos se gastan los zapatos.

"El placer de estar en clase resplandecía en toda tu persona", le diría Louis a Camus en una carta. Al terminar la primaria, lo animó a pedir una beca para seguir estudiando. Para ello, tuvo que negociar con su abuela, mujer impositiva que quería que su nieto fuera comerciante. El maestro pasó el examen de la abuela y ayudó a su alumno a pasar el examen de la secundaria. Para fortalecer su ánimo, le compró un croissant. Ese pan de los días difíciles fue la mejor recompensa para Camus. La segunda fue el Premio Nobel de Literatura. El 19 de noviembre de 1957 le escribió a su maestro: "He recibido un honor demasiado grande, que no he buscado ni pedido. Pero cuando supe la noticia, pensé primero en mi madre y después en usted. Sin usted, sin la mano afectuosa que tendió al niño pobre que era yo, sin su enseñanza y su ejemplo no hubiese sucedido nada de todo esto".

En las aulas más precarias no dejan de aparecer maestros como Germain Louis. Hace unos meses conocí a uno de ellos en Tijuana, después de una lectura. Un hombre alto, corpulento, abrazaba un sobre que incluso en sus manos lucía inmenso. Se presentó como Domingo Sánchez. Venía de Mexicali y traía cientos de cartas escritas por sus alumnos a propósito de El libro salvaje. Había recorrido una carretera de dos horas, salvando las curvas de La Rumorosa, para llevar esos mensajes.

Me dejó un teléfono pero me costó dar con él. "No reconocía su número y pensé que me hablaban del banco", explicó cuando finalmente nos comunicamos. Quedé de visitarlo en un viaje futuro.

El padre de Domingo era un agricultor que no aprendió a leer pero lo alentó a estudiar (tres de sus hermanos también se dedicaron a la enseñanza). Él se hace cargo del rancho de su padre y es maestro de primaria. Siembra algodón y alfalfa, y lee cuentos. Encontró por casualidad El libro salvaje en una caja en un salón de clases. Cuando supo que trataba de un libro fugitivo, que no quiere ser...

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