Juan Villoro / Tortura legal

AutorJuan Villoro

México es una indiscutible potencia de los trámites. Lo complicado no es hacer un trabajo, sino presentar los documentos para hacerlo.

La eficacia de un país se mide por la celeridad con que se pueden hacer las cosas. En Corea del Sur, el papeleo para fundar una empresa no dura más de tres días y en España basta entregar un papel firmado para que eso califique como recibo de honorarios.

Bastión de la desconfianza, México exige numerosos requisitos para hacer un cobro. ¿Nos vuelve esto más confiables? Por supuesto que no, pues hay negocios especializados en la falsificación de documentos, coyotes que "suavizan" el acceso a las ventanillas, empleados que se equivocan de sello y arruinan el procedimiento.

Nuestra relación con las dependencias oficiales es tan inescrutable como las experiencias místicas. Acabo de recibir una notificación del SAT por un "crédito" pendiente. La palabra me pareció positiva, pero se trata de una multa. Tengo un adeudo por algo que debí haber pagado en 2011, un cargo menor pero misterioso. Durante siete años hice una declaración anual y doce mensuales sin que aflorara ese asunto. Puedo inconformarme o pagar la multa. Optaré por lo más sencillo: pagar sin saber por qué. Así son las religiones.

¿Tiene caso hablar de esto? Sí, para ayudar a los historiadores del porvenir. Hace un par de años, Jorge García López publicó Cervantes: la figura en el tapiz, biografía en la que aporta importantes datos extraídos de archivos de notarías. Un testamento, una com- praventa o una demanda son trámites duros de leer pero que informan sobre las condiciones de vida de una época. En el futuro se sabrá lo mucho que sufrimos.

¿Qué se puede esperar de una actividad que obliga a ir a una dependencia dos horas antes de que abran la puerta para "ganar lugar" y a resistir la espera desayunando torta de tamal?

La tragedia se agrava con in- ternet, que nos convierte en esclavos de nosotros mismos. Como supuestamente es sencillo mandar cosas por correo electrónico, nos la pasamos imprimiendo, escaneando y enviando documentos.

Pongo un ejemplo reciente de tortura. Una universidad pública me invitó a dar una conferencia sobre un autor que admiro mucho. No es la primera vez que colaboro con esa institución, en la que tengo amigos y una pariente cercana sin que eso me califique como gente de confianza. Una lec- ción de la crueldad burocrática: los antecedentes no existen.

Si me fueran...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR