Juan Villoro / Zapatos nuevos

AutorJuan Villoro

Tengo unos amigos a los que les decimos los Glutamato porque son un complemento sabroso, pero no siempre auténtico. Nos reunimos por las extrañas fidelidades que surgen con el tiempo, el tequila y las coincidencias que la marea de las contradicciones arroja en la playa. Me sirvo de esta evocación paisajística para no enojarme de inmediato con Vic Glutamato, que habla en sábado a las ocho de la mañana para preguntar si estamos dormidos.

Uno acaba queriendo a los amigos por sus defectos. No escribo estas líneas con vengativo afán, sino para describir a una familia que considero típica de la época y, por lo tanto, de interés social.

Los Glutamato están encantados de conocerse. Vic es un patriarca que siempre tiene razón. Ha quebrado dos mueblerías y una sastrería donde oficiaba un crack del zurcido invisible. Esto se debe a que los dueños anteriores lo engañaron. Confiado en su genio comercial, compró una casa de seis recámaras y siete baños en Potrero del Edén, fraccionamiento donde los visitantes deben enseñar su cédula profesional para entrar. Desde hace tres años la casa está en venta, pero nadie ha llegado al imaginativo precio concebido por Vic.

Conocí a Nena Glutamato porque su gran camioneta bloqueaba mi coche en un estacionamiento y ella no había dejado las llaves. Me predispuse a odiarla. Cuando llegó, gritó con alegría: "¡Eres el amigo de Vic! ¡En las fotos te ves más chaparro!". Se refería a las fotos de la primaria, en las que en efecto, soy chaparro.

Si el destino no hubiera decidido que Vic y yo compartiéramos pupitres, difícilmente sería el padrino de su primer hijo. A los 19 años, Ronnie Glutamato padece un torpor existencial que le permite dormir hasta las dos de la tarde y estar en cualquier reunión sin enterarse de nada. Quiere ser cineasta, tal vez porque mira la realidad como luces en una pared. En una ocasión entré en su habitación y me senté en la cama revuelta. Él puso hip-hop pesimista mientras yo leía un graffiti en la pared: "No hay salida: la extinción es un password". Le pregunté cómo pensaba extinguirse y dijo: "Viviendo". Guardamos silencio hasta que comprendí la expresión "cuarto del pánico".

En contraste, Liz Glutamato es una entusiasta que adora las cosas que desconoce. Si le propones ir a una fábrica de clavos, le parece genial. A los 13 años tiene una lista de 28 carreras que quiere estudiar y 14 mascotas que piensa adoptar.

Vic considera que su primogénito tiene un talento magnífico que algún día será...

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