Julia Carabias / Rumbo a Río

AutorJulia Carabias

El próximo año, en el mes de junio, se conmemorará el vigésimo aniversario de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, celebrada en Río de Janeiro, cuyo principal mérito fue haber logrado insertar al más alto nivel de la toma de decisiones mundial, con cerca de 180 jefes de Estado, el nuevo paradigma del desarrollo sustentable. Esa Conferencia constituyó el momento de mayor atención que ha recibido este tema en el ámbito global. Ahora, Naciones Unidas convoca a los países a reunirse en 2012 en el mismo lugar, para reexaminar el concepto del desarrollo sustentable y adoptar medidas definitivas para su implementación. La Cumbre de 2012 se conoce hoy como Río+20.

Los avances en la sustentabilidad ambiental en los últimos 20 años son incuestionables. Sin embargo, los compromisos no se han cumplido cabalmente. Los acuerdos multilaterales no pudieron prevenir la peligrosa interferencia antropogénica en los sistemas climáticos y no se estabilizaron las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera; la Convención sobre Diversidad Biológica no pudo detener las tendencias de pérdida de la biodiversidad y los servicios ambientales. Con respecto a la sustentabilidad socioambiental tampoco se lograron los objetivos; las desigualdades se han profundizado en las últimas dos décadas y la pobreza no disminuyó como se esperaba.

La lentitud de la respuesta de las sociedades no corresponde a la acelerada velocidad a la que ocurren los cambios sobre la naturaleza por causa de la interferencia humana, lo cual impacta la calidad de vida de la población mundial y el propio desarrollo.

Está ampliamente documentado que el planeta Tierra no tiene la capacidad biofísica de soportar la demanda creciente de energía, agua, alimentos y materias primas con los patrones de consumo y de producción actuales. La obra Millennium Ecosystem Assessment (Evaluación del Milenio de los Ecosistemas) documenta que 15 de los 24 servicios ambientales más importantes que mantienen la economía han sido empujados (forzados) más allá de sus límites de sustentabilidad; seguir produciendo y consumiendo de la misma manera es simplemente inviable y tarde o temprano se frenará el crecimiento económico.

La globalización, la comunicación y la tecnología son, sin duda, las grandes revoluciones de nuestra era y abrieron inimaginables oportunidades para el desarrollo; sin embargo, también han propiciado el sobreconsumo, incrementando las presiones...

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