Julia Elena Melche / Deliciosa frivolidad

AutorJulia Elena Melche

Cuando la serie televisiva de culto Sex and the City llegó a su último capítulo en el 2004, quedó la interrogante sobre lo que seguiría en las vidas de las desinhibidas amigas de Nueva York: ¿y de verdad vivieron felices?

Para quienes desconocen la serie, la película resultará una muy bien narrada historia de los amores, desamores, sueños, desilusiones, lealtades, complicidades, problemas conyugales y dificultades de un grupo de mujeres maduras en el Nueva York de nuestros días, abordada en un tono ligero, con algunos momentos dramáticos y buenas dosis de humor.

Para los fans será un gozoso reencuentro con el mismo reparto y las míticas heroínas de treinta y tantos, amantes de la moda, la vida social de Manhattan y los martinis "cosmo", quienes desafiaron las convenciones sociales respecto del amor y el sexo de las mujeres citadinas.

Uno de los aciertos es que la cinta es dirigida y escrita por el productor ejecutivo de la serie (realizador y guionista de buena parte de los capítulos), Michael Patrick King, quien resuelve con eficacia los perfiles y antecedentes de las protagonistas para una buena comprensión de la trama, ya que transcurre cuatro años después del último episodio del programa.

La pelirroja abogada Miranda Hobbes (Cynthia Nixon) vive muy a su pesar en Brooklyn, con su marido Steve, su pequeño hijo y su suegra. Charlotte York (Kristin Davis) se casó con el cariñoso abogado Harry y adoptó una niña china ante sus fallidos tratamientos de fertilidad.

Samantha Jones (Kim Cattrall) se mudó a Malibú con el apuesto modelo y actor Jerry "Smith" Jerrod. Carrie trabaja en Vogue, es una escritora de éxito y su romance con Mr. Big está tomando tintes de matrimonio.

El filme conserva los elementos que caracterizaron a la serie: un glamoroso Nueva York como telón de fondo, con sus concurridas calles, bares y restaurantes, y lo más chic y vanguardista, que invadirá la pantalla a manera de semana de la moda en las estupendas figuras de las protagonistas, destacándose una deleitable sesión de fotos donde una coqueta y muy delgada Carrie modela vestidos de novia.

Todas estas particularidades hacen que la cinta fluya en una deliciosa frivolidad -a pesar de ese comentario molesto sobre México en boca de la quisquillosa Charlotte-, pues no hay que olvidar que se trata de neoyorquinas guapas, sin problemas financieros, una suerte de yuppies que, aunque batallan con el amor, pueden comprar y viajar sin mayor dificultad.

Ahora son las mayorcitas de...

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