Una justicia muy dispareja

AutorLuis Homero Echeverría, Gilberto Vargas e Israel Hernández

La impartición de justicia en el futbol no siempre es todo lo ecuánime que debiera, y aunque en muchas ocasiones se ha sancionado de manera correcta, en otras el exceso y la impunidad han levantado una ola de indignación y polémicas.

En la mayoría de los casos, los agremiados a la Federación Mexicana de Futbol han tenido que acatar las disposiciones de la Comisión Disciplinaria e incluso del mismo Consejo Nacional que en todo momento se ha empeñado en imponer la ley mordaza a todos los que han osado levantar la voz para hacer denuncias o exigir investigaciones profundas y serias.

La impunidad

Acostumbrada a impartir justicia cada semana, con una naturaleza inquisitoria, lista para abrir expedientes, atender quejas y peticiones el organismo encargado de impartir sanciones o multas y valorar actitudes, la Comisión Disciplinaria, no siempre ha causado la mejor impresión en su trabajo.

Y más allá del número de partidos de castigo a un jugador o técnico, de las inhabilitaciones o no, de las reducciones en las sanciones, en los últimos años la pulcritud que busca la Comisión Disciplinaria se ha visto empañada por algunos detalles, descuidos que quedan en el rango de la impunidad.

Por más atención que desean colocar en orden y disciplina dentro del balompié azteca, a este organismo se le han escapado varios acontecimientos en los que no ha podido o no ha querido sancionar, mientras su don de mando llega a ser exagerado en otros casos.

De ahí que algunos componentes del futbol mexicano, directivos, jugadores y técnicos sigan alzando la voz en cualquier ocasión, criticando arbitrajes, insultando a otros dirigentes y futbolistas, sin que la Disciplinaria pueda hacer algo.

Cuando podría creerse que el organismo debería perseguir de oficio ciertos problemas, parece dejarlos al azar, en ocasiones sí decide investigar y en otras no, con el argumento de entrar en materia sólo en los temas que sean redactados en la cédula arbitral o a petición de alguna de las partes.

Pero en la escena futbolera se han quedado imágenes donde el aficionado común y la crítica deportiva se han cuestionado ¿dónde está la Comisión Disciplinaria?

Estos son algunos casos recientes donde la impunidad brilló en el organismo encargado de la disciplina, permitiendo faltas inconcebibles, que han sido castigadas en otras personas y con severidad, y que en estas ocasiones simplemente se dejaron pasar:

La artimaña del 'Vasco'

El partido entre Pachuca y Puebla de la fecha 9 en el Verano 2001 debió darse por finalizado a los 81 minutos, producto de la falta de jugadores que por reglamento deben estar en el campo de juego con un equipo.

La regla marca que un equipo de futbol no puede iniciar o continuar un partido si no cuenta con un mínimo de siete jugadores en la cancha, aspecto que los Tuzos dejaron de cumplir en ese cotejo.

La historia la empezó a escribir Omar Arellano, al recibir la tarjeta roja a los 37 minutos por una falta sobre Marco Capetillo, y la continuó a los 52' Francisco Ferreira por segundo cartón amarillo.

Con nueve hombres, Pachuca se complicó tanto el juego que recibió la goleada del Puebla y a los 63' tuvo a su tercer expulsado, Adao Martínez, y 10 minutos más tarde al cuarto, Pedro Pineda.

Ya con el mínimo requerido para jugar, en una jugada de ataque de los poblanos, al cobrarse un tiro libre directo, el jugador Raymundo González, novato entonces, quedó tendido en el césped y un integrante del cuerpo técnico, Ramón Estrella, a petición del estratega Javier Aguirre, entró al campo a atender al jugador.

Pero como no existió autorización arbitral, Estrella y Aguirre fueron expulsados. Antes de ir al vestidor, Aguirre le ordenó a González meterse al campo y aparecer una vez más como lesionado para no continuar en el juego.

El partido se suspendió a los 81 minutos con el marcador Pachuca 1-4 Puebla.

La Disciplinaria suspendió a los cuatro expulsados, a Estrella, al preparador físico Daniel Ipata, pero Aguirre quedó agradecido de que el organismo ni siquiera se fijó en él, en un caso que debió investigarse más.

Cuatro meses después, Aguirre fue nombrado técnico de la Selección Nacional, después de que Pachuca llegara hasta el subcampeonato del Verano 2001.

Pesan más que la justicia

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Se los llevan al baile

Algunos personajes no han contado con la clemencia de la disciplinaria: Angel David Comizzo fue justamente castigado por agredir a Carlos Hermosillo en la Final del Invierno 97, pero ese castigo le llevó a perderse casi todo el Verano 98.

Hugo Sánchez por calificar a Jesús Alfaro de tramposo en el Clausura 2003 y dejar entrever que debería investigarse el manejo de las "relaciones públicas" que hace Andrés Fassi.

Cristian Zermattén por "fracturarle" el labio a Felipe Ramos Rizo se fue un año a la congeladora, y aunque se apeló a los seis meses, el castigo no fue disminuido.

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