Knockout: No tires la toalla

AutorEunice Rendón

"Lo que se ha hecho no se puede deshacer, pero se puede evitar que ocurra de nuevo"

Ana Frank

En México existen más de 180 mil historias de vida de personas privadas de la libertad, el 40 por ciento sin sentencia, es decir, sin que se les haya demostrado su culpabilidad. Historias que desconocemos y que de entrada, al ser de personas que supuestamente dañaron a la sociedad, generan deprecio e indiferencia. Muy pocos se preguntan quiénes son, qué vivieron y cuáles son las causas que los llevaron a delinquir. Mucho menos nos interesa lo que experimentan y padecen dentro de las cárceles.

Omar, Oscar, Álvaro, Alejandro, Félix, Iván, Octavio, Carlos, Juan Pablo, Enrique, Ulises y muchos más no tuvieron dinero para pagar una defensa adecuada y eso agrava sus sentencias. El sistema penitenciario es el reflejo de nuestra sociedad. Desigual, que discrimina y excluye. Son principalmente los pobres los que llenan nuestras cárceles, aquellos a los que les ha faltado acceso a todo. El 72 por ciento de la población privada de la libertad cuenta únicamente con estudios de educación básica y sólo 3.7 por ciento se desempeñaban como profesionistas antes de su ingreso (INEGI). Mientras que entre los adolescentes en conflicto con la ley 94 por ciento tenían trabajos poco remunerados, el 26 por ciento empezó a trabajar antes de los 12 años y al 34 por ciento le faltaba dinero para ropa y juguetes. La mayoría de los victimarios han sido víctimas. El 41 por ciento reportó maltrato durante su infancia y casi el 50 por ciento se vio obligado a abandonar sus casas por violencia familiar y abuso sexual (UNICEF).

Desafortunadamente el enfoque en las prisiones es el castigo. El maltrato no reinserta a nadie, al contrario aumenta sentimientos negativos como el rencor, el odio, la venganza, el coraje, la frustración, la ira y el miedo. Lejos de sacar a mejores personas de la cárcel y brindarles herramientas para que no vuelvan a delinquir, los estamos empeorando. De acuerdo con el INEGI, uno de cada cuatro vuelve a cometer delitos y reingresa a prisión.

Omar, próximo a ser liberado, ha pasado más de la mitad de su vida en la cárcel. En ella conoció las adicciones, la soledad, el arrepentimiento, la fuga, la violencia y el abuso. Pero también, gracias a su empeño y al esfuerzo de las autoridades penitenciarias del Estado de México, en su último año en prisión, participó en Knockout: No Tires la Toalla y alcanzó la reconciliación en el perdón, el deporte y el reencuentro con su hija que no había visto en 24 años. En sus propias palabras "aprendí a perdonar y a ser perdonado, que es algo que muchos no sabemos y cargamos y encadenados estamos a ese mal que no sabía como superarlo".

Knockout: No Tires la Toalla, implementado por VIRAL, el Consejo Mundial de Boxeo, las Escuelas del Perdón y...

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