Entrevista / Kristina Cordero, Alfred Mac Adam y Suzanne J. Levine / Una Frase al Infinito

AutorJesús Pacheco

Al llevar la obra de Carlos Fuentes a la lengua inglesa, los traductores se han preocupado por ser fieles al autor, respetar su tono y reflejar ese México que él construye en sus libros.

En entrevista, Kristina Cordero, Alfred Mac Adam y Suzanne J. Levine narran su experiencia como traductores de la obra del autor mexicano.

Según Levine, para traducir es necesario saber escuchar la voz del escritor y escribir bien. Y, en el caso específico de Fuentes, el principal reto al llevar al inglés una novela como Zona sagrada fue captar ese tono y registro entre Henry James y Raymond Chandler.

Ser fiel al autor

Kristina Cordero, escritora y traductora neoyorquina, estudió Literatura Hispánica en Harvard College, de manera que su primer acercamiento a la obra de Fuentes se dio cuando aún era universitaria. Lo conoció por La muerte de Artemio Cruz, entre otros libros, y más tarde tradujo al inglés: En esto creo y La Silla del Águila.

¿Cuáles son los retos habituales de una traducción literaria?

Los retos son siempre los del tono, de interpretar y trasladar al inglés el tono particular que tiene el autor. Y cuando es una novela, es una cuestión siempre de encontrar el tono, el estilo de cada personaje. Eso, por ejemplo, me fue muy importante en La silla del águila, porque es una novela epistolar escrita desde el punto de vista de varios personajes, y había que trabajar mucho con esas sutiles diferencias en el habla (o la pluma) de cada uno.

¿Cuáles fueron los retos específicos de traducir la obra de Fuentes?

Más que nada hay mucho trabajo de referencias. Fuentes es un escritor con gran "espesor cultural". Ha leído absolutamente de todo, y su literatura refleja no sólo la elocuencia de su pluma, su don de la palabra, sino sus muchas inquietudes intelectuales, y su manera de sintetizar una cantidad inmensa de lecturas, muy sorprendentes a veces. Cuando traduje En esto creo, tuve que hacer mucha investigación para encontrar citas que él había puesto desde las fuentes más variopintas: Ursula Le Guin, Balzac, Wittgenstein, Simone Weil, San Agustín...

Cuénteme un poco cómo fue el proceso de traducir la obra de Fuentes, ¿hubo contacto con el autor?

Por supuesto, había contacto. Yo nunca traduzco sin consultar mucho con el autor. Para el primer libro que yo traduje, hice una lista de preguntas mientras traducía y luego me fui a Londres a verlo (yo estaba en España en ese momento), y ahí en su casa en Earls Court nos sentamos, tomamos un té y me fue contestando...

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