Kuna Yala: Orgullo panameño

AutorLuis Méndez

Texto y fotos: Luis Méndez

Adentrarse por el territorio panameño de Kuna Yala implica hacerlo también en su pasado ancestral y en su belleza natural, ya que esta región indígena, ocupada desde hace mil años por los indígenas kuna, está asentada en un paisaje excepcional que discurre entre la tupida selva del continente y cientos de pequeñas islas coralinas repletas de palmeras y playas paradisiacas que emergen como cogollos verdes en el Caribe.

La región está hecha para el explorador inquieto, amante de los paisajes en estado puro, la autenticidad y la aventura, por lo que debe abstenerse el viajero en busca de sofisticación al estilo clásico. Aquí se trata de descubrir un territorio poco explorado, incluso por los propios panameños.

Kuna Yala, conocida también con el nombre español de San Blas, se extiende por más de 6 mil kilómetros cuadrados al noreste de Panamá y reparte su exuberante paisaje entre la tierra firme y el mar Caribe, extendiendo su influencia étnica más allá de la frontera con Colombia.

Estas tierras paradisiacas son desde hace pocos años uno de los destinos favoritos de muchas celebridades: el empresario Carlos Slim, el cantante Julio Iglesias, y actores como Angelina Jolie y Brad Pitt han fondeado en alguna ocasión con sus yates junto a sus islas preferidas, según Tomás Pérez Junka, Secretario General del Congreso General Kuna, la máxima autoridad de los indígenas, encabezada por tres caciques.

El territorio autónomo de Kuna Yala incluye unas 365 islas que conforman el archipiélago coralino, la mayoría de ellas despobladas, ya que sólo existen unas 50 comunidades, donde los indígenas viven fundamentalmente de la venta de cocos, la artesanía y el incipiente turismo.

Llegar desde Ciudad de Panamá es relativamente fácil y no demasiado costoso, aunque el aeropuerto de la comarca ya está estrenándose y necesariamente el viaje (unas tres horas en un vehículo 4X4), tiene que atravesar por tierra hacia Cartí, el puerto que da nombre al primer sector del archipiélago caribeño y de donde salen las lanchas hacia las islas.

Incluso con el aeropuerto funcionando, sería recomendable el traslado por tierra que permite conocer el interior de Panamá y los espectaculares paisajes selváticos que se van abriendo a medida que nos acercamos a Kuna Yala.

Tres o cuatro días en Kuna-Yala son suficientes para desconectarse del mundanal ruido y disfrutar plenamente de la oferta natural y étnica de esta singular comarca panameña que nos regala su primera sorpresa en el puesto fronterizo que marca el acceso al territorio autónomo, gestionado plenamente por los indígenas que cobran la correspondiente tasa por la visita: seis dólares por cabeza.

Miles de humildes estrellas

El desarrollo del área como polo turístico es todavía bastante incipiente, por lo que la austeridad es el distintivo de los 30 alojamientos que en forma de rústicas cabañas se reparten entre las islas más importantes del archipiélago, dispersas por El Caribe, atiborradas de cocoteros, con playas de arena fina bañadas por aguas que concentran todos los azules imaginables y un extraordinario fondo marino.

Las cabañas son regentadas por los propios kunas, ya sea en plan familiar o cooperativa. Hace dos años, el Congreso General Kuna creó una Secretaría de Turismo para controlar la expansión turística.

Dentro de los alojamientos hay un inventario modesto: una o varias camas para...

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