Lázaro Azar / Santa Anna 'reloaded'

AutorLázaro Azar

A sabiendas de cuán difícil será que volvamos a ver esa sucesión de cuadros que musicalizan el libreto escrito por Carlos Fuentes sobre Santa Anna, ahí tienen que con todo y la no muy grata impresión que me dejó el "debut" de este divertimento presenciado días antes en el Esperanza Iris de esta ciudad, este lunes me lancé a Guadalajara para estar en la muy factible "despedida" de este híbrido que tanto dista de ser la ópera que con tal nombre pretenden vendernos.

Qué se le va a hacer. Ávido que está uno del género, que ante la ausencia de liebre, acaba uno yendo tras el gato... y ahí tienen que gracias a ello finalmente conocí esa sala de cine en la que tanto ha invertido la Universidad de Guadalajara para posicionarla como teatro y que podrá funcionar para ciertas cosas, pero no para una representación musical idealmente acústica.

Con todo y su "sofisticado" sistema de sonorización y que hasta llevaron a nuestro mejor ingeniero de audio, la amplificación en el Teatro Diana falló a la hora de la función. Qué pena, porque cada vez que Grace Echauri debía intervenir, su micrófono tronaba tanto que a más de uno le recordó aquel incidente que tanto incomodara a Lucerito; fuera de ese persistente tropiezo que orilló a "cerrarle el audio" a La Nana, justo es reconocer que el balance entre lo que sonaba en el foso y lo que provenía de encima del escenario, ahora estuvo mejor logrado.

Bueno, la iluminación no alcanzó el refinamiento presenciado en el Iris, pero como lamentó Víctor Zapatero al término de la función, ¿qué más se podía hacer, si para empezar no estamos en un teatro?

Con todo y ello, esta segunda función permitió pulir detallitos (vamos, que hasta pudieron terminar de pintar las faldas) y apretar tuercas: ciertas transiciones fluyeron menos forzadamente y, a petición del libretista, se abreviaron varios de los "bailables escolares" que plagaban una partitura a la que sigue sobrándole paja. Lejanos de poder ser llamados "interludios orquestales", hay todavía muchos compases que se prolongan sin tener correspondencia con acción alguna.

José María Vitier ha empezado a justificar los cerca de seiscientos mil pesos que cobró y como que comienza a limpiar su partitura: ya no se encimaron los trompetazos sobre la habanera que canta Tosta (Verónica Alexanderson) durante el segundo acto, y realizó por lo menos un par de bienvenidos recortes: al jingle de los chiclets Adam's y a la...

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