Laberintos laboriosos

AutorGabriel Sarovi

Fotos: REFORMA / Fabián García

Fotoarte: Esteban Saldaña

Seguro que más de una vez te has visto en un enredo, un problema sin pies ni cabeza, un camino sin retorno o un callejón sin salida, es decir, enredado en un asunto del cual no encuentras la salida.

En otras palabras, te has perdido en los pasillos de un laberinto de problemas o cuestiones difíciles de resolver. Otras veces, los pasillos de una tienda o las calles de la ciudad se convierten en verdaderos laberintos donde fácilmente puedes perderte.

Un laberinto puede convertirse en una pesadilla o en un viaje sorprendente, a tal punto que ha sido tema predilecto de muchos escritores y asunto de relatos sorprendentes de científicos, viajeros y guerreros.

Un viejo sistema de defensa

El laberinto ha sido en las ciudades y templos antiguos un sistema de defensa, no sólo contra los enemigos de carne y hueso, sino también contra los espíritus malignos.

Premio o castigo

Los laberintos tienen espacios reducidos y complicados caminos, para retrasar la llegada del viajero al centro del enredijo, pues es ahí donde se encuentra algún secreto valioso, un tesoro o un premio; o es posible que lo que le espere al viajero sea un castigo o el peligroso encuentro con un monstruo.

¿Qué es un laberinto?

Un laberinto es un cruce de caminos, un espacio formado por callejones que te pueden llevar a algún lugar desconocido y donde puedes descubrir algo nuevo si logras llegar a la salida, pero muchas veces un laberinto no te lleva a ningún lado, pues fácilmente puedes perderte.

Un poco mágicos

Los laberintos han tenido también una función mágica, donde ir y venir por sus caminos significa una especie de muerte y renacimiento. Este tipo de laberintos mágicos se encuentra en las grandes catedrales góticas y están formados generalmente por círculos concéntricos. Se les llama laberintos de Salomón.

Cuenta la leyenda

Originalmente el laberinto era el palacio de Minos, en la isla de Creta al sur de...

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