Sufren lacra integrista ciudadanos de Argelia

AutorÁngel Villarino

Enviado

ARGEL.- Eran los años 80 en Argel. Por el paseo marítimo caminaban muchachas en minifalda.

Los rostros occidentales eran comunes, los cines proyectaban los estrenos de cartelera y comprar alcohol no era una misión arriesgada.

Desde entonces, la "Ciudad Blanca" ha cambiado su faz.

Las mujeres caminan hoy con pañuelos en la cabeza o el rostro cubierto; el turismo no existe y los pocos viajeros occidentales, casi todos hombres de negocios, se recluyen en hoteles blindados en la periferia, donde la Policía controla las cajuelas de los taxis y somete a los visitantes a rigurosos controles de seguridad.

El centro y la Kasbah (barrio tradicional) registran uno de los índices de criminalidad más altos del mundo. Durante el día, las calles permanecen militarizadas.

Al caer la tarde, la ciudad se transforma. Bajo los soportales de un enorme boulevard del centro, a pocos metros del centro neurálgico (la Plaza de los Mártires), dos muchachos usan cuchillos para asaltar a un transeúnte.

Argelia sigue siendo un país azotado por la violencia. Sus moradores viven en la miseria a pesar de gozar de enormes riquezas naturales: petróleo, gas y recursos energéticos que abastecen a buena parte de Europa.

"Es imposible saber cuántas personas murieron durante los años negros del fundamentalismo. Las cifras que se suelen barajar dicen que más de 150 mil, además de los 18 mil desaparecidos. Fue una barbarie. La situación ha mejorado, pero aún así mueren unas 30 personas al mes a manos de los integristas", asegura a REFORMA Antonella Tarquini, analista de la agencia noticiosa ANSA.

Después de ser la zona más occidentalizada del norte africano, Argelia se transformó radicalmente.

"Tras la sangrienta independencia, los sucesivos Gobiernos provocaron una situación de descontento y un empobrecimiento radical. Esto dio lugar al crecimiento de tendencias fundamentalistas. El Frente Islámico de Salvación ganó las primeras elecciones libres en junio de 1990, pero el régimen, con el apoyo de las potencias occidentales, bloqueó el proceso democrático por miedo a un Estado islamista como el iraní", explica el historiador Abdul Hamdi.

Con la ilegalización del movimiento islamista inició la década negra. Divididos en varios grupos, los integristas se lanzaron a una campaña de salvajes atentados.

El más sangriento de los movimientos es el de los Grupos Islámicos Armados (GIA), aún en activo.

"Al principio sus ataques estaban centrados en objetivos militares, políticos y...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR