Lauren Bacall y Humphrey Bogart: Un amor a chiflidos

AutorGuadalupe Loaeza

Cuando Nancy Hawks, la esposa de Howard Hawks, el gran director americano del Cine Negro, vio en la portada de una de sus revistas favoritas, Harper's Bazaar, la cara de una joven modelo de 18 años, con finas facciones, cabellera rubia ligeramente ondulada y una boca pequeña, decidió de inmediato mostrársela a su marido. El director estaba siempre en constante búsqueda de caras nuevas y la muchacha de la portada le llamó la atención, sobre todo por la mirada de sus grandes, espléndidos ojos verdes. A pesar de que se trataba de una desconocida actriz con muy poca experiencia, Hawks la hizo ir de Nueva York a Hollywood para conocerla personalmente y para que se le hiciera toda clase de pruebas. Su belleza física, su encanto personal y su voluntad para triunfar, convencieron a Hawks de hacerle firmar un contrato, no sin antes aconsejarle que lo primero que tenía que hacer era educar su voz tipluda, que parecía salirle directamente por la nariz. También le sugirió que se cambiara de nombre. Betty Bacal, como se llamaba en aquel entonces, sabía que todo su futuro se jugaba con esa oportunidad única y estaba dispuesta a hacer todo lo que estuviera en sus posibilidades con tal de aprender y triunfar en el competitivo mundo del cine. Se sometió, siguiendo el consejo del director, a una disciplina rigurosa que consistía en aislarse en una cámara insonorizada en donde se obligaba a leer, en voz alta, páginas enteras adoptando el timbre de voz más grave y sonoro del que era capaz. También cambió su nombre al de Lauren Bacall, agregando una "l" al apellido de su madre, pero en la intimidad seguía haciéndose llamar Betty. Pronto se dio cuenta Hawks de que la muchacha sobrepasaba sus expectativas. Cuando se enteró de que los estudios de la Warner buscaban nuevos rostros femeninos, les presentó a su protegida, quien pasó con éxito las pruebas rutinarias; cuando los expertos las vieron quedaron tan impresionados con su estilo elegante, su voz grave y su juvenil pero sofisticada belleza que, de buenas a primeras, le ofrecieron un papel en la película basada en una novela de Hemingway. Debutar en el cine, sin experiencia previa, representando el papel de una aventurera insolente, una seductora femme fatale, representaba un enorme reto, pero al lado de Humphrey Bogart era mucho más de lo que hubiera podido soñar la joven actriz.

Humphrey Bogart, a los 44 años, era ya un actor consagrado y reconocido mundialmente como uno de los mejores actores de las populares películas clasificadas dentro de la categoría de Cine Negro, en las...

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