Su lenguaje es albur

AutorHéctor Alvarado

Muy temprano en la mañana, un locutor de una estación local, que también se transmite por televisión por cable, contesta al aire la llamada telefónica de un hombre que dice ser vecino de San Nicolás, Nuevo León.

-¡Ay!, ¿por qué tardaron tanto en contestar la llamada? -expresa el radioescucha con voz aguda.

"Eres joto, ¿verdad? ¿En San Nicolás hay muchos?", le responde el comunicador.

-¡Yaaaa! -exclama el "ofendido", quien durante la charla parece disfrutar los insultos.

Más tarde, en un anuncio televisivo de una nueva botana, un grupo de jóvenes exclama un "¡güeeeey!" como sinónimo de su gusto por el producto. Esa misma palabra se emplea en un anuncio de cerveza donde aparece un grupo de amigos que intenta restablecer la imagen de su televisor.

Ya en la noche, un conductor en un programa de alto rating no se cansa de gritar "inguesú". ¿Reflejo de tiempos actuales?, ¿prueba de la obsolencia en que operan muchos reglamentos en México?, ¿o simple muestra del poderío de los medios?

Probablemente usted se haya cuestionado si informar, educar, guiar y divertir con tono blanco dejaron de ser prioridades y funciones de los medios electrónicos. Sin ostentar una mentalidad retrógrada, muchas personas, sobre todo padres de familia, se inquietan ante el escenario de que en la actualidad, sobre todo en medios de comunicación como la radio y la televisión, se utilice lenguaje considerado impropio dentro del hogar.

Desde años atrás, los medios de comunicación electrónicos han estado en el debate público, afirma la investigadora en medios de comunicación Cristina Cervantes, ya que se les ha acusado de ser causantes de violencia, bajo rendimiento escolar, falta de comunicación familiar y de generar una visión distorsionada del amor y la belleza.

Sin embargo, explica la directora del Centro de Investigación y Entrenamiento en Tecnología Educativa (CIETE) del Tec de Monterrey, nunca como ahora se había cuestionado tanto el vocabulario que emplean en su mayoría, pues cada vez hay más quejas por sus contenidos.

Cervantes afirma que los medios, en especial la TV, son capaces de atrapar grandes masas de espectadores aprovechando lo ambiguo de la Ley Federal de Radio y Televisión -que prevalece sin la mínima reforma desde 1960- para utilizar sucesiva y recurrentemente temas cargados de sexo, violencia, sensiblería, humor pesado o superstición, como elementos básicos de atracción de audiencia.

"El reglamento es demasiado obsoleto e impreciso", explica, "indica...

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