La República de las Letras

AutorHumberto Musacchio

Intelectuales discuten sobre las izquierdas

Con la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez como anfitriona, se celebró el segundo encuentro llamado "La izquierda hoy". La primera de estas reuniones, organizadas y convocadas por el historiador Enrique Semo, fue hace unos meses en la Universidad Autónoma de Puebla y lamentablemente no contó con un mínimo aparato de prensa. Ahora se repite la historia, pues el periodismo capitalino y de otras partes no se ocupó del encuentro, pero no por eso éste careció de importancia. Entre los ponentes se contaron Pablo González Casanova, Víctor Flores Olea, Luis Villoro, Fernando Carmona, Marcela Lagarde, Daniel Cazés, Alejandra Moreno Toscano, David Barkin y un medio centenar de científicos sociales entre los cuales hay que contar a Dora Kanoussi, internacionalmente reconocida como una autoridad en Gramsci. Fueron dos días, jueves y viernes, de intensos debates donde no estuvo ausente cierto aire partidario, pero en los que se impusieron el rigor analítico, los datos duros, las cifras irrefutables y las conclusiones inteligentes. Al término del encuentro, quedó entre los participantes la sensación de que el debate se había quedado a la mitad y se esbozó el propósito de realizar una tercera reunión.

La cultura, ajena a los proyectos opositores

En la reunión de Ciudad Juárez, la historiadora Alejandra Moreno Toscano presentó una ponencia que recoge asuntos de orden cultural que no parecen preocupar a las izquierdas -a las derechas menos, pues cuando oyen la palabra "cultura" suelen llevar la mano al revólver-. Básicamente, la ponencia de la doctora Moreno Toscano se refirió a la supuesta "amenaza" que representa la globalización para la cultura local. Para empezar, con la historia del paliacate, esa "mexicanísima prenda", ilustró el cúmulo de ideas falsas que se trasmiten con una discutible legitimidad. Resulta que el citado pañuelo es originario de la India, fue llevado a Inglaterra durante la dominación británica y de ahí pasó a América para convertirse en parte de la indumentaria de los ferrocarrileros, que la trajeron a México en el último tercio del Siglo 19. Aquí, una vez aclimatada, se convirtió en prenda de la población rural y "a finales del Siglo 20 los campesinos-indígenas de Chiapas la devolvieron al mundo convertida en el símbolo de su resistencia cultural". La cultura, dice la historiadora, aunque deje huellas materiales no es una "cosa", sino un complicado proceso de construcción de...

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