La República de las Letras

AutorHumberto Musacchio

¿Peligra el tianguis del Chopo?

Circula la versión de que el tianguis del Chopo desaparecerá o por lo menos será trasladado a otro sitio. La razón, dicen, es que sería incompatible con la megabiblioteca del sexenio, que se supone habrá de levantarse en la calle Aldama, en la colonia Guerrero, justamente donde se instala el tianguis. En el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes nadie se responsabiliza por esa versión y muy probablemente salió de la Delegación Cuauhtémoc, donde funcionarios que están por irse se hallan apuradísimos haciendo su "año de Hidalgo", pues aumentaron la cuota que deben pagar los restauranteros por poner mesas en la calle, mientras que, como nunca, se permiten todas las irregularidades en lo que se refiere a niveles de ruido y las calles se han convertido en tierra de nadie, pues cada restaurantero aparta frente a su changarro uno y más lugares de estacionamiento en feroz competencia con los valet parking y los franeleros, que operan con la mayor impunidad con cotidianas untadas de mano a los tripulantes de grúas y patrullas. La interesada pasividad de las autoridades ha ocasionado que algunos vecinos también aparten los tramos de vía pública frente a sus domicilios sin que exista policía, inspector o funcionario capaz de evitar que se privatice la vía pública. El rumor sobre el traslado del tianguis muy bien puede obedecer a una venta de protección de las autoridades, pues quizá suponen que con la promesa de no moverlos pueden sacarle más dinero a los que cada fin de semana se plantan en la calle Aldama.

Un espacio cultural de primer orden

Creado hace unos 20 años por Jorge Pantoja, el tianguis nació cuando Angeles Mastretta era la directora del Museo del Chopo. Si mal no recordamos, cada semana se ofrecían conciertos de rock y Pantoja invitaba a los presentes a intercambiar discos -entonces todavía eran los hoy difuntos elepés- y cintas de audio, lo que pronto se extendió a otros objetos, tales como videos, prendas de vestir, cómics, libros y todo aquello que engloba y simboliza la cultura del rock. Del trueque se pasó muy pronto a la compraventa y en cosa de semanas los patios del museo fueron insuficientes y los tinglados se colocaron a lo largo de la banqueta, sobre Enrique González Martínez. Algunos asistentes se consideraron entonces con derecho a beber, fumar e inhalar cualquier cosa en la vía pública y los vecinos protestaron. A partir de entonces, autoridades de varios sexenios han hecho del asunto...

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