Leyenda Personal / El primer santo

AutorPaulo Coelho

En uno de los momentos más trágicos de la crucifixión, uno de los ladrones se da cuenta de que el hombre que muere a su lado es el Hijo de Dios. "Señor, acuérdate de mí cuando estés en el Paraíso", dice el ladrón. "En verdad, estarás hoy conmigo en el Paraíso", responde Jesús, convirtiendo a un bandido en el primer santo de la Iglesia Católica: San Dimas.

No sabemos por qué razón este hombre, Dimas, fue condenado a muerte. En la Biblia, confiesa su culpa, diciendo que fue crucificado por los crímenes que cometió.

Supongamos que haya hecho algo cruel, tenebroso, suficiente para acabar de esa manera, pero aun así, en los últimos minutos de su existencia, un acto de fe lo redime y lo glorifica.

Recordemos este ejemplo cuando, por alguna razón, nos consideremos incapaces e indignos de llevar una vida espiritual.

El uso indebido del piloto automático

Todos sabemos que, dentro del avión, hay un mecanismo llamado piloto automático. Cuando el aparato alcanza determinada altura, el comandante une el mecanismo, que empieza a dirigir todos los controles de las maniobras.

En la vida de los adultos también existe: como nuestras actividades van siendo cada vez menos complejas, llega un momento en que necesitamos dejar parte de las tareas al piloto automático.

Sucede que ese piloto automático que habíamos creado para cuidar las cosas aburridas, adquiere vida propia, y empieza a interceptar todo lo que llega hasta nosotros. Su radar está unido, y siempre mueve nuestro avión lejos de las cosas que no conoce. Por su causa perdemos por completo el sentido de lo inesperado y de la aventura.

Y quien pierde el sentido de la aventura, en cierta manera pierde también el sentido de la vida.

Mi amigo escribe una historia

Un amigo mío, Bruno Saint-Cast, trabaja en la implantación de alta tecnología en Europa...

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