Leyenda Personal / De las trampas de la búsqueda

AutorPaulo Coelho

Al mismo tiempo que la gente empieza a ocuparse de las cosas del espíritu, sucede otro fenómeno: la intolerancia con la búsqueda espiritual de los demás. Todos los días recibo revistas, mensajes electrónicos, cartas y panfletos que intentan demostrar que tal camino es mejor que aquel otro, y que contienen una serie de reglas para conseguir "la iluminación". En virtud del volumen creciente de este tipo de correspondencia, he decidido escribir sobre lo que considero los peligros de dicha búsqueda.

Mito 1: La mente puede curarlo todo. Esto no es cierto, y prefiero ilustrar este mito con una historia. Hace algunos años, una amiga mía, profundamente implicada en la búsqueda espiritual, comenzó a tener fiebre y a encontrarse muy mal. Durante toda la noche intentó visualizar su cuerpo, con ayuda de todas las técnicas que conocía, con el fin de curarse únicamente con el poder del pensamiento. Al día siguiente, sus hijos, preocupados, le pidieron que fuese al médico, a lo que ella se negaba, alegando que estaba "purificando" su espíritu. Sólo cuando la situación se hizo insoportable accedió a ir a un hospital, donde tuvo que ser operada inmediatamente al serle diagnosticado un apendicitis. Por lo tanto, mucho cuidado: a menudo más vale pedir a Dios que guíe las manos de un médico que intentar curarse uno mismo.

Mito 2: La carne roja nos aleja de la luz divina. Es evidente que si uno profesa una determinada religión, tendrá que respetar sus reglas. Judíos y musulmanes, por ejemplo, en una práctica que forma parte de su fe, no comen carne de cerdo. Sin embargo, nos está invadiendo una ola de "purificación" por vía de la comida: los vegetarianos radicales consideran a los que comen carne responsables del asesinato de animales. Pero, ¿acaso las plantas no son también seres vivos? La naturaleza es un constante ciclo de vida y muerte, y un día seremos nosotros los que alimentaremos la tierra. Por lo tanto, si no perteneces a una religión que prohíba determinado alimento, come aquello que te pida el organismo.

Quiero recordar aquí la historia del mago ruso Gurdjieff: cuando era joven, fue a estudiar con un gran maestro y, para impresionarlo, decidió comer sólo verduras. Una noche, el maestro quiso saber por qué seguía una dieta tan rígida, a lo que Gurdjieff respondió: "Para mantener limpio mi cuerpo". El maestro se rió y le aconsejó que abandonara ese...

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