Libros a la espera de lectores

AutorOctavio Ortega

En el Día Internacional del Libro, México tiene poco por celebrar.

Según la UNESCO, en el país se lee, en promedio, 2.8 libros por año, mientras que en Japón, Noruega, Finlandia y Canadá leen 47.

De los 120 millones de mexicanos, apenas 5 millones son lectores habituales.

Otro dato que confirma que en el país no hay un gran público lector es el reducido número de librerías.

Según el informe World Cities Culture Report de 2014, Tokio es la ciudad con más librerías en el mundo: tiene mil 675 por cada 100 mil habitantes. En el continente americano, la ciudad con más librerías es Buenos Aires, con 734 por cada 100 mil.

Muy lejos aparece la Ciudad de México con apenas cuatro librerías por cada 100 mil habitantes, según un reporte de distribución de librerías elaborado por Gandhi.

Ese documento detalla que en todo el territorio nacional existen apenas mil 198 librerías; es decir una por cada 93 mil 700 habitantes. También confirma que están mal distribuidas: mientras que en la Ciudad de México hay una librería por cada 24 mil personas; en Tabasco cuentan con una librería para 373 mil.

Otro factor que pone en evidencia el reducido círculo de lectores son las ventas de libros.

Según cifras de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (CANIEM), en los últimos cinco años el sector ha facturado 10 mil 300 millones de pesos anuales. La continuidad en la cifra indicaría un mercado consolidado, pero al comparar con las ventas en Estados Unidos, un país con el triple de población, su facturación es 34 veces mayor a la mexicana.

Esta industria se compone principalmente por las 228 editoriales afiliadas a la CANIEM, a las que se suman otras no afiliadas, unas 30 empresas más.

La producción nacional se divide en dos sectores: publico y privado. En el primero está la manufactura de textos del gobierno vía la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos. En el segundo se incluyen las editoriales que producen para el mercado abierto, aunque también producen una parte para el gobierno.

En total, en 2015, ambos sectores fabricaron 308 millones de ejemplares: 163 millones fueron producción pública, 43 millones del sector privado para vender al gobierno y 98 millones para el mercado abierto. Es decir, dos terceras partes las regala el gobierno y sólo una tercera se vende.

Las cifras de la CANIEM también evidencian que los mexicanos leen por obligación, pues la mayor producción de libros se concentra en materiales educativos.

Los textos de educación básica para primaria y secundaria representan el 37.1 por ciento de la producción; los libros para enseñanza del idioma inglés, el 20.4 por ciento; en tercer lugar están los libros infantiles y juveniles con fines didácticos con 12.7 por ciento; en conjunto, estos tres sectores tiene el 70.5 por ciento.

Los libros de literatura, los que fomentan la lectura lúdica, sólo tienen el 6.4 por ciento de la producción; a estos les siguen los libros religiosos, con 5.7 por ciento.

Las cifras de consumo indican que la ausencia de librerías es sólo un efecto de la falta de lectores.

'FALTA INFRAESTRUCTURA CULTURAL'

"En México, se lee más de lo que se piensa y menos de lo que se debería", explica Ricardo Cayuela Gally, director editorial de Penguin Random House.

Para el escritor y ensayista, las estadísticas de lo que se lee en el país no reflejan la realidad; sin...

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