Ligera, coqueta... y llena de clichés

AutorAna Isabel Aguayo

Los franceses se ofendieron, se molestaron e hicieron pedazos a la serie de Netflix Emily in Paris, ya que, dicen, retrata a los parisinos como arrogantes, sexistas, flojos y poco asiduos a tomar un baño.

La comedia romántica, protagonizada por Lily Collins, muestra las aventuras de una joven estadounidense que es transferida, sin hablar ni gota de francés, a la Ciudad Luz para trabajar en una agencia de marketing.

La chica se topa con un ambiente hostil tanto en el ciudad en general, como en el barrio donde vive, en su edificio y en la oficina. Emily también es la típica norteamericana que sube a sus redes fotos con boca de pato, y que da por hecho que todo mundo habla inglés.

Este melodrama fue creado por Darren Star, productor responsable de éxitos como Sex and the City, Melrose Place y Younger, así que no sorprende ver un elenco bonito, vestido con ropa increíble, en una ciudad espectacular.

Aquí el fuerte de la comedia está en marcar las diferencias culturales entre Estados Unidos y Francia: Los franceses son groseros y los americanos son gordos...

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