Sobre las llantas de desecho

AutorRoberto Avilés

La modernidad tiene costos y algunos muy altos; los esfuerzos por fomentar el mercado automotriz no han sido proporcionales a las ganas por evitar el deterioro ambiental, por lo menos para el caso mexicano.

Respecto a cuestiones de contaminación, el asunto de los neumáticos de desecho requiere particular atención.

El manejo de las llantas usadas resulta altamente complicado; los métodos para reciclarlas existen pero requieren de inversiones costosas y en ocasiones es necesario un conocimiento especializado.

El proceso más utilizado para eliminar los neumáticos usados es el conocido como incineración.

Se queman los materiales orgánicos del neumático a altas temperaturas en hornos con materiales refractarios de alta resistencia.

Es un proceso costoso y además presenta el inconveniente de la diferente velocidad de combustión de los diferentes componentes y la necesidad de depuración de los residuos por lo que no resulta fácil controlar.

Por otra parte, resulta más problemático pues genera otro problema de contaminación mayor.

Con este método, los productos contaminantes que se producen en la combustión son muy perjudiciales para la salud humana, entre ellos el Monóxido de carbono, Oxidos de nitrógeno, Dióxido de carbono, Oxidos de zinc Benceno - Fenoles, Dióxido de azufre - Oxidos de plomo y Tolueno.

Además el hollín contiene cantidades importantes de hidrocarburos aromáticos policíclicos, altamente cancerígenos. El zinc, en concreto, es particularmente tóxico para la fauna acuática.

También existe el peligro de que muchos de estos compuestos son solubles en el agua, por lo que eventualmente podrían ser ingeridos por los seres humanos.

Recientemente, la empresa Goodyear inició en México un programa de reciclaje de llantas a través de sus centros y red de distribuidores, en alianza con Cementos Apasco.

El programa de reciclaje consiste en la recolección de las llantas de desecho o de cambio que los usuarios dejan en los más de 500 distribuidoras, para ser transportadas al centro Goodyear de Santa Bárbara, Estado de México.

En ese sitio, las llantas permanecen dos meses como máximo hasta que son entregadas a Cementos Apasco.

La cementera mexicana remite los neumáticos a sus hornos de alto calor y precisamente con el proceso de incineración los queman.

Tanto representantes de la llantera como los de Apasco aseguran que dicho proceso, para el caso de los hornos cementeros que usan las llantas como combustible, no representan riesgos para la salud.

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