Llega el zumbido de los Melvins

AutorJorge Flores-Oliver

Para hallar el suéter deshilachado del grunge -aquel áspero sonido noventero que, muchos olvidan, salvó la década del oscurantismo que se vivía desde los años anteriores- habrá que seguir los hilos mugrosos de una de las bandas más influyentes y, al mismo tiempo, subterráneas del hardcore americano: los Melvins.

El mes pasado, la revista Mojo presentó un CD recopilatorio llamado Roots of Nirvana, en el que se escucha desfilar a buena parte de la nómina undergrasa de aquellos años: de Meat Puppets a Shonen Knife, de Iggy and the Stooges a Flipper... Y pasando por Melvins, con una de sus canciones definitorias: Night Goat ("It's a big dark world now/ It's a big dark Hell"), pasada pieza incluida en el debut de la banda en una disquera major, Houdini (Atlantic,1993). Desde el principio, todo está allí: el sonido ríspido, saturado del grunge. Incluso, ahí está Cobain. Si bien durante el casting para volverse bajista de la banda, de la cual era amigo y fan, no pudo sacar ni una rola, en Sky Pup y Spread Eagle Beagle cuentan con su colaboración musical. Pero...

Los Melvins no son grunge. No oficialmente, no estrictamente. No figuran entre las listas de aquellas bandas que ya conocemos. Los Melvins comparten sonido y ubicación geográfica con ellas, pero el punto que marca la diferencia es el zumbido. Drone (zumbido) es el sonido -género- de los Melvins. Y Buzz (zumbido) es su líder. Buzz Osborne (o también, King Buzzo) es el único miembro original de la banda desde principios de los años 80.

Sin embargo, de no ser por Dale Crover, quien entró a aporrear la batería en 1984, quizá no estaríamos hablando de ellos ahora. Con él, el sonido del grupo dejó atrás la rapidez del hardcore punk y se volvió más denso y leeento. Droooone. Buuuuz.

Crover es el baterista original de Nirvana, y se puede apreciar cierta similitud en el sonido que emanan los álbumes de los Melvins y los tracks del oscuro Incesticide en los que éste toca la batería. A su vez, fue Osborne quien hizo la conexión entre Dave Grohl y los amigos Kurt Cobain y Chris Novoselic. Buzz Osborne selló el destino del sonido del rock en años aciagos de descreimiento y desilusión... añadiéndole más descreimiento y desilusión, en una brillante pócima homeopática. La banda se vio beneficiada del éxito vertiginoso y parabólico de Nirvana, pero Nirvana y Cobain sacaron mucho jugo también de ella: el buen Kurt les cargaba los instrumentos y, parece ser, captaba las ondas sísmicas que esos instrumentos...

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