Llegan con la ciencia bajo el brazo
| Autor | Alhelí Lara |
Dicen que los tiempos pasados fueron mejores; sin embargo, los bebés de esta época podrán decir lo contrario.
Mientras antaño los niños y niñas nacían con dificultad, estaban expuestos a diversos padecimientos y por ende se registraba un alto índice de mortalidad infantil, los menores de hoy tienen mayor acceso a servicios de salud con calidad.
Pero no sólo en el aspecto médico les va mejor. Algunas de las prioridades de esta época es querer a los niños, apapacharlos, cuidarlos y protegerlos.
Ahora los papás no sólo se preocupan por alimentarlos, entre otras prioridades se encuentran darle atención médica con un pediatra de cabecera, nutrirlo conforme lo dicta el especialista, llevarlo a sus clases de estimulación temprana y hasta mimarlo con cantos y palabras aún antes de nacer, desde que se encuentra en el vientre materno.
El papá sabe que tiene obligaciones y desde que nace le prepara una cuenta de ahorros, lo carga, colabora en la higiene de bebé y está consciente de la importancia de sus caricias.
Los niños del Siglo 21 representan una parte de la sociedad con derechos avalados por la Organización de las Naciones Unidas... Ahora ¡ya no se dejan!
Las mamás no pueden quejarse. Son dichosas por vivir en una época en la que pueden decidir cuántos hijos tener y cuándo; cuentan con servicios de asistencia que cuidan su embarazo para reducir los riesgos de muerte materna, incluso hay organismos encargados de velar por ellas antes, durante y después de su embarazo.
¿Aún no está convencido?, échele un vistazo al antes y al después:
Los puntos en la salud.
Un estudio realizado por la Secretaría de Salud y el Instituto Mexicano del Seguro Social indica que a principios del Siglo 20 se registró un alto índice de muertes maternas y de infantes por complicaciones durante la gestación o el parto.
La población de escasos recursos recurría a las llamadas parteras, es decir, a mujeres que ayudaban a traer a los bebés, a pesar de que sus conocimientos eran empíricos.
Las heridas, dolores o hemorragias se curaban con hierbas y ungüentos.
Si el bebé moría o nacía con alguna malformación congénita se le atribuía a causas sobrenaturales, como pasar cerca de cementerios o visitar difuntos. También se atribuía a fenómenos astronómicos como un eclipse, a las fases de la Luna, al arco iris, al hecho de pasar cerca de ojos de agua o a los "aires".
También se culpaba a la madre por comer cosas que llegaban a pegarse en las
ollas o lavar rebozos, e, incluso, por haber tenido un antojo no cumplido.
Conforme transcurrió el tiempo la ciencia médica se encargó de desarrollar nuevas tecnologías, métodos y medicamentos para intentar asegurar la vida de la madre y de su hijo.
Al mismo tiempo, se descubrieron las causas de algunos padecimientos pediátricos y sus curas. A finales del Siglo 20 y principios del nuevo milenio, tanto los bebés como los padres llevan una gran ventaja: la modernidad.
Muy cuidaditos.
Los bebés de este nuevo milenio cuentan con atención desde antes de nacer. Daniel Vieyra, pediatra de la Secretaría de Salud, señala algunos beneficios:
Durante la gestación.
Esos días en los que el embarazo era un suplicio por los malestares físicos y psicológicos y esos momentos en los que la incertidumbre hacía presa a la madre por desconocer el estado de salud del bebé, al parecer, han terminado.
A pesar de que durante el embarazo se pueden presentar problemas como náuseas, dolor en los senos, baja de la presión arterial, estreñimiento y estados depresivos e irascibilidad, la atención ginecológica puede disminuir estas molestias.
En cuanto al producto, también es posible saber su estado de salud y observar su desarrollo mensual a través del ultrasonido. Con éste se puede ver cómo se va formando el cerebro, la columna vertebral, el corazón, el conducto digestivo, sus ojos, nariz y boca, entre otros.
Se puede escuchar el latir de su corazón e incluso hay padres optimistas y ansiosos que aseguran...
Para continuar leyendo
Solicita tu prueba