Argonáutica/ Lógica para asaltantes

AutorJordi Soler

Esa imagen tan cinematográfica de un individuo, por ejemplo, Al Pacino de pie en una esquina, levantando el brazo, la mano y el dedo índice en el momento justo en que grita ¡taxi! es, dependiendo de la ciudad donde acontezca, una imagen de doble filo. Quien ejecuta este acto en la Ciudad de México puede estarse exponiendo a ser eslabón de una curiosa cadena, además de elemento sustancial en el proceso de la multiplicación de los filos. Quién que maneja el taxi, además de chofer puede ser asaltante, o según la hora y la zona, asaltado. El que pide taxi en una esquina puede ser, además de individuo que solicita un servicio, suicida, exhibicionista o asaltado, o, ¿por qué no?, asaltante.

Pensemos en estas hipótesis, inválida en la mayoría de las capitales del mundo: un taxista recoge a un cliente con la idea de asaltarlo en la siguiente esquina, pero antes de llegar a la esquina es asaltado por su cliente que había parado un taxi con esa idea. A esta hipótesis le cabe una subhipótesis: el taxista recoge al cliente que piensa asaltar ignorando que el cliente va a asaltarlo, ambos ignoran que antes de que puedan hacer nada, digamos a los 25 metros del trayecto, dos maleantes van a encañonarlos para hacerles eso que ellos venían pensando hacer. Esta subhipótesis puede derivar en esta subsubhipótesis: en cuanto los dos individuos están encañonando al chofer y a su pasajero, llega una pareja de policías que los detiene, los sube a la patrulla y los asalta durante el viaje hacia una delegación tan lejana como imaginaria. La subsubsubhipótesis de este asalto es que el par de policías no tiene más remedio que asaltar a quien se deje para responderle a su superior que lo espera para exigirle las ganancias del día y esto es ni más ni menos que otro asalto.

En esta maraña de hipótesis, ¿quién asaltó a quién? ¿Qué significa en realidad tomar un taxi, manejar un taxi, asaltar un taxi, velar por la seguridad de una ciudad llena de taxis?

La barbarie comenzará -¿o ya comenzó?- cuando seamos incapaces de distinguir a los asaltantes de los asaltados.

Pensemos que el taxista es chofer de medio tiempo y que en la tarde se desempeña como almacenista. Consideremos también que el hombre que...

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