Entrevista / Lorenzo da Firenze / La Marcha de los Machos: ¿Están oyendo, inútiles?

AutorHaydé Murakami

Se considera un profeta con vocación de mártir, dispuesto a morir para defender su causa: alertar a los hombres contra "la embestida hembrista".

Y no es autoflagelación. A Lorenzo da Firenze la amenaza de esos seres perversos que conspiran para destriparlos, sacarles su dinero, maltratarlos y apoderarse del mundo que ellos construyeron, es real.

Tan verificable como la marcha que hoy ha convocado para reclamar la "dignidad masculina". Tan llamativo como su libro La conspiración feminista, cuya portada ilustra a cuatro figuras con elegantes vestidos: una lagartona, una perra, una víbora y una gata...

-¿Por qué eligió estos animales, los insultos más comunes hacia la mujer, para ilustrar su portada?

-Porque ésas son las mujeres de las que nos estamos defendiendo. Las malas, las lagartonas, la aprovechada, la acosadora. Les decimos no a las mujeres violentas, ¿eso qué tiene de violento?, lo mismo que dicen las mujeres: castigo a la violación, entonces también castigo a la provocación femenina, son derechos del hombre.

-Pero nunca dice "algunas mujeres", sino "las mujeres".

-Sí, bueno, pero hablamos de las malas. Hay unas que no se pondrán el saco, pero ahora que la mujer tolere la generalización que le estamos haciendo y que trabajen para verse bien.

-¿Y comenzar con insultos le parece que es el tono correcto para pedir un diálogo?

-Tengo que usar los recursos ideológicos y mercadotécnicos, todos los escritores debemos tenerlo. Yo amo a la mujer, pero no amo a la mujer que odia al hombre, y quiero que los hombres nos demos cuenta de que las mujeres ya nos están odiando.

-Comenta en su libro que un editor le dijo que su visión era la de un hombre frustrado, y usted dice que es cierto.

-Sí, la frustración de la que usted me habla no es la visión individual de un hombre, es el síntoma social del planeta.

-¿Entonces no se siente frustrado?

-¿En qué sentido? Mucha gente dice que soy un hombre exitoso, yo digo que soy trabajador, creo que todas las personas somos duales, no voy a mostrarme triunfalista contigo. Sí estoy frustrado, no solamente por la situación de las mujeres, estoy frustrado por la situación denigrante que sufre el ser humano, el terrorismo, la pobreza, el tráfico, la contaminación. Veo un panorama gris para nuestro mundo, pero no por ello voy a dejar de trabajar por un mundo mejor y trabajar como si fuera un triunfador.

-Usted se considera un mártir, ¿no?

-Sí, un posible mártir, sí, estoy dispuesto a serlo. No me voy a rajar, al contrario, si el Año Internacional de la Mujer derivó del asesinato de dos hermanas, pues yo tengo que asumir mi responsabilidad y mi asesinato va a derivar en el Día del Hombre.

-Dice usted que es psicólogo.

-Tengo que serlo, he tenido que estudiar la conducta humana, tengo licenciatura en administración de empresas, estudios en psicología y filosofía.

-¿No le parece un tanto soberbio pensar que las mujeres estamos ocupando toda nuestra energía en fastidiar al hombre?, ¿no es paranoide?, ¿de verdad no es un chiste?

-Es terrible el decir esas palabras, pero en general no nos damos cuenta. Yo quiero denunciar: señores, no es posible que sigan quejándose de la violencia del hombre y por otro lado estén aplaudiendo la violencia de la mujer y estén dándole de comer a Paquita del Barrio y a la Lupe D'Alessio y a la Gloria Trevi con sus canciones vulgares contra el hombre.

"A mí me incitan a la violencia las canciones de la Paca del Barrio, me incita a darle un guamazo en la jeta a esa señora, pero ahí están los hombres aplaudiéndole. Eso tenemos que evitar. ¿Por qué quieren agredir a nuestro movimiento?"

-¿No es anacrónico decir que las mujeres con estudios se quejan de que deben abandonar sus ambiciones por atender al marido o de que el hogar es su prisión?, ¿no se ha dicho hasta el cansancio que ésa es una decisión personal?, ¿no vivirá usted en el siglo XIX?

-Ésa es parte de la conspiración feminista, la mujer se queja de todo. O sea, pues yo asumo a la mujer como es. Son las más quejumbrosas.

-¿Y no le parece...

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