Luces y sombras del 'Cholo de Harvard'

LIMA.- Alejandro Toledo, el ex lustrabotas que vivió en pellejo propio la miseria y la discriminación racial, juramentará hoy como Presidente de Perú para el periodo 2001-06, después de una ardua lucha electoral de más de un año.

Será la coronación de una vida de telenovela, en la que, sin embargo, no representará al aséptico galán, sino al personaje controvertido, con tintes oscuros, en el que virtudes y defectos se mezclan hasta convertirlo todo en incertidumbre.

Alejandro Celestino Toledo Manrique nació el 28 de marzo de 1946 en el remoto poblado indígena de Cabana, desde donde sus padres, un albañil y una lavandera, lo llevaron muy pequeño al puerto de Chimbote, aquel que lo viera crecer como lustrabotas y vendedor callejero de tamales y en donde estudiara con libros prestados y con papel de envoltura como cuaderno.

Los profesores de entonces lo recuerdan por la tenacidad con que encaraba sus retos. Pudo ser quizás un albañil más que se hundiera en la miseria que le mató a seis hermanos, pero el talento y la pizca necesaria de suerte le dieron una beca que le permitió formarse como economista en la prestigiosa universidad estadounidense de Stanford.

Se dice que en Estados Unidos, mientras sobrevivía como mozo de restaurante y futbolista, comenzó a soñar con la Presidencia. Esos sueños crecieron cuando escaló posiciones en la ONU, el Banco Mundial y en el ámbito académico de la Universidad de Harvard.

Pero su aparición en política fue tardía. Bordeaba ya los 49 años cuando, en 1995, pretendió llegar de frente a la Presidencia con un partido prestado. Sufrió una derrota electoral, pero se hizo conocido e intentó de nuevo en el irregular proceso de 2000. Fue ahí donde ocurrió el milagro.

Postulante tibio, que miraba para otro lado mientras la inclemente guerra sucia del régimen destruía a opositores más avezados, Toledo se vio de pronto convertido en el gran rival del Presidente Alberto Fujimori, que se aferraba al poder.

La terquedad y la valentía con que Toledo se negó a admitir una derrota dudosa en un proceso sucio fueron determinantes para Perú. Toledo sacó a la gente a la calle y minó las...

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