Luis F. Aguilar / La compraventa electoral

AutorLuis F. Aguilar

Que las elecciones de los gobernantes se repitan periódicamente no tiene por qué significar que los ciudadanos tengamos que reproducir pasivamente el mismo guión electoral de los candidatos y sus partidos como si fuera algo natural, inmodificable y perfecto. Nos es conocido el proceso: precampañas, selección de candidatos, oferta de una propuesta de gobierno, actividades múltiples de proselitismo, debates públicos, cierres multitudinarios de campaña y día de la votación, que se desarrollan en el marco de leyes (ahora mal hechas o mal aplicadas), gasto público abundante y encuestas a cada momento. Lo sorprendente es que se considera que el proceso, así como se desarrolla, es apropiado y suficiente para que los ciudadanos se formen una opinión de los candidatos y sus propuestas, deliberen y elijan a sus gobernantes futuros. En realidad, el formato del proceso electoral nos dice más acerca del modo como los políticos entienden la política que acerca de la decisión de los ciudadanos.

El proceso electoral ratifica el supuesto de que la política es una actividad exclusiva de los políticos, que son ellos los que deciden, determinan el bien y el mal de la sociedad, y los ciudadanos simplemente recibimos sus ideas, propuestas, prescripciones, políticas y no tenemos más opción que aceptarlas o rechazarlas como productos terminados. Las elecciones amplían sin duda las opciones, tenemos a la vista cuatro grandes productores y productos de política entre los cuales elegir, pero aun así los ciudadanos no somos más que los clientes y consumidores de sus productos.

Con esta idea es lógico que se piense a la política como negocio, el negocio de los políticos, y que el formato estandarizado del proceso electoral se inspire en un modelo de marketing. Los dueños y fabricantes de la política son los candidatos y sus partidos, que en las campañas buscan publicitar su producto, hacerlo competitivo, ya sea por precio ("tendrás un gobierno barato, recibirás todo los productos que quieras sin que te cueste o te cueste mucho") o por diferenciación ("tendrás un gobierno diferente, innovador, con productos nuevos y adecuados a tus expectativas, más satisfactorios que los que ahora te ofrecen"), venderlo obviamente a los ciudadanos clientes y realizar al final una compraventa satisfactoria. La elección de las autoridades es una transacción de compraventa, tal cual. Según el modelo, los políticos son los que tienen la fábrica, la maquinaria y los empleados y producen un...

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