Luis F. Aguilar / La reconstrucción del poder

AutorLuis F. Aguilar

El regreso del PRI a la cabeza del gobierno federal tiene el efecto inesperado y bienvenido de revivir problemas institucionales, conceptuales y administrativos que, sin haber sido del todo clarificados y resueltos, desaparecieron bajo el aluvión del entusiasmo de la transición democrática, que capturó la inteligencia y la política del país en los últimos treinta años. Las discusiones interminables y dominantes sobre el proceso electoral, el aseguramiento de la pluralidad política, el control de la Presidencia, la composición y productividad del Congreso, la transparencia, la rendición de cuentas, etc., hicieron desvanecer otras cuestiones que eran esenciales para que la democracia pudiera acreditarse como régimen político confiable y forma de gobierno eficaz. Ahora con el regreso del modo de hablar y actuar del PRI comienzan a regresar cuestiones fundamentales silenciadas sobre la relación entre el Estado y la sociedad, aunque esperamos no regresen con el viejo formato conceptual del viejo autoritarismo.

La prolongada e insistente discusión sobre las instituciones políticas de la democracia ha sido importante pero insuficiente y hasta desacertada, dado que ha ocasionado el desvanecimiento o achicamiento de cuestiones fundamentales y decisivas sobre los alcances y las limitaciones del ordenamiento legal del Estado y sobre la relación que el Estado debe tener con las otras instancias y agencias de (auto)gobierno que están presentes y son indispensables y efectivas en la organización y conducción de la sociedad, como las empresas del mercado, las varias formas de asociación social (familia, grupos de la sociedad civil, iglesias), los centros de producción y transmisión del conocimiento. Han perdido alcance las cuestiones y discusiones sobre las relaciones entre el Estado y el mercado, entre la política nacional y la globalización económica, entre el estado de derecho y el estado fiscal, entre (las formas contemporáneas de) el capital y el trabajo, entre el ciudadano derechohabiente y el ciudadano responsable de su vida... Estas cuestiones comienzan a reaparecer y su planteamiento será ineludible si queremos que la democracia mexicana sea gobierno y conduzca la sociedad hacia nuevos niveles de vida.

Por lo que puedo imaginar al escuchar a los dirigentes del nuevo gobierno, su diagnóstico sobre la inefectividad de la democracia se centra en la idea de que es determinante reconstruir la capacidad directiva del gobierno, dotarlo con las...

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