Luis Rubio/ China ante un nuevo dilema

AutorLuis Rubio

Un diplomático asiático, actualmente residente en Beijing, fue entrevistado, de manera anónima, por un periódico de la región. A la pregunta de: ¿cómo esperan los viejos líderes de corte maoísta mantenerse en el poder dada la rapidez de la transformación que experimenta su economía en particular y el país en general?, el diplomático respondió lapidariamente con un "no". "No esperan sobrevivir los cambios, razón por la cual se encuentran ocupados en amortiguar su salida para cuando ésta ocurra". "No son tontos", terminó diciendo.

La reciente elección presidencial en Taiwán cambió el mundo para China. Si bien por décadas el Kuomitang taiwanés sirvió de parapeto para que un gobierno chino tras otro excusara sus errores y rezagos, el triunfo de Chen Shui-bian, del Partido Democrático Progresista, altera el statu quo de una manera irreversible. Hasta ahora, las reglas del juego entre el Partido Comunista Chino y el KMT, o partido nacionalista taiwanés, parecían perfectamente claras. Las dos partes sostenían que su objetivo era la reunificación y, aunque la realidad tangible hacía cada vez más remota esa posibilidad, ambas mantenían la ficción. Sin embargo, el hecho de que los habitantes de Taiwán optaran por romper con el monopolio ejercido por el Kuomitang por más de cinco décadas al abrazar, por medio de una elección democrática, a un partido distinto y formalmente hostil a una reunificación con Beijing, cambia las circunstancias de una manera tajante. La pregunta ahora es cómo crear un nuevo orden político que permita a las dos partes seguir conviviendo como si nada hubiera ocurrido.

Para nadie es noticia que, a lo largo de las últimas cinco décadas, desde que Mao impuso su dictadura en China y el KMT se asentó en Taiwán, una de las dos economías se estancó, mientras que la otra creció como la espuma. La economía continental experimentó todos los desastres imaginables, la abrumadora mayoría de los cuales fueron auto infligidos: estancamiento, hambrunas y una pobreza devastadora. Por su parte, la economía taiwanesa prosperó en buena medida porque su gobierno estuvo tan preocupado por la anticipada invasión militar china, que nunca tuvo tiempo para dedicarse a imitar las locuras de política industrial que caracterizaron a otros tigres asiáticos. Además, por las peculiares circunstancias políticas y diplomáticas emanadas de la situación de guerra implícita entre estas dos naciones, Taiwán no goza de membresía en clubes internacionales como el...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR