Luis Rubio/ La economía que sí puede avanzar

AutorLuis Rubio

Los empresarios son sin duda la clave del desarrollo económico. Vilipendiados por décadas, los empresarios son hoy reconocidos como la esencia del desarrollo de la economía. Las campañas de los diversos candidatos a la Presidencia no sólo no denostan a los empresarios, sino que muestran un indisputado reconocimiento a la importancia de su labor. Lamentablemente, no tenemos suficientes empresarios. La pregunta es por qué.

La industria mexicana de los últimos 50 años prosperó fundamentalmente gracias al apoyo gubernamental. Esos apoyos venían en la forma de protección respecto a la competencia vía importaciones, subsidios y créditos fiscales, así como jugosos contratos gubernamentales. Los empresarios de entonces no tenían que medir sus fuerzas frente a los consumidores, fuesen estos familias u otras empresas. El consumidor no tenía más remedio que consumir lo que estaba disponible o, en algunos casos, recurrir al contrabando. En la mayoría de los casos, la industria mexicana se hubiera podido comparar mejor con los "empresarios" soviéticos, que con los pujantes industriales que en la misma época comenzaban a nacer en la región del sudeste asiático, en Europa o Estados Unidos. El hecho es que la empresa mexicana de los cuarenta, cincuenta y sesenta, con muchas honrosas excepciones, no tenía el menor interés de satisfacer a su cliente nominal, el consumidor de sus productos, sino al burócrata que le hacía rentable el changarro.

En los setenta, los empresarios sufrieron un injustificado embate. El gobierno, en el mejor de los espíritus de revancha populista, se abocó a destruir la credibilidad de los empresarios, sin jamás pensar en el consumidor. Como el mexicano común y corriente no hacía (¿hace?) diferencia en términos electorales, no había razón alguna para pensar en sus intereses o deseos. La burocracia de la etapa populista de esta era sabía bien que la mejor manera de resolver los problemas del país era tomando control de las empresas grandes y haciéndole difícil la vida a las chicas. Por 12 años, entre 1970 y 1982, el país vivió una época de ataques permanentes a los empresarios, de políticas regulatorias orientadas a hacer quebrar las empresas para que el gobierno luego viniera a "salvarlas" (y, por supuesto, a corromperlas) y de una inflación que acabó por destruir la economía familiar. En lugar de atacar las fuentes principales del estancamiento económico del país -el entorno regulatorio de las empresas, los intereses creados en el...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR