Luis F. Aguilar / Juntando los pedazos

AutorLuis F. Aguilar

En el país, en este momento, las piezas que son fundamentales para dar orden a la vida en común -el Estado, la economía del mercado, el capital social de las familias y las agrupaciones, las instituciones educativas y los medios de comunicación- parecen estar desajustadas y ser discordantes unas con otras. Si la descomposición social no ha llegado a generalizarse, es porque los micro-órdenes sociales de gran parte de las familias, empresas, instituciones, iglesias, agrupaciones voluntarias aún funcionan, prescriben e integran las acciones individuales y desincentivan las infracciones.

A pesar de que todo parece desajustado, no estamos aún al borde del colapso nacional. La política (ahora contaminada por la violencia en uso), que en mucho es la causa de la fragmentación social actual, ha favorecido que comencemos a identificar nuestros errores y a aprender de ellos, a dejar de lado ilusiones dogmáticas y a perfilar nuevas propuestas, más equilibradas, para construir el orden social a partir del montón de pedazos sueltos y contrapuestos que hoy somos. Por lo que se lee y oye, cada vez son más los que descubren que las respuestas que hemos dado a los problemas de la convivencia han dejado de serlo y empiezan a trabajar en nuevos enfoques más integrados. Ojalá que en el alud de campañas electorales que se nos viene encima haya alguna coalición respetada y convincente, público-privada, intelectual-social, que no repita neciamente las mismas críticas y proponga las mismas salidas falsas.

Veamos algunos de los cambios silenciosos que mueven nuestras ideas, prácticas y expectativas. El punto de partida es que no tenemos en la cabeza ni en la realidad social un eje alrededor del cual comenzar a rehacer el nuevo orden del país. Estado, economía de mercado, sociedad civil, democracia, gobiernos locales, ciudadanía... muestran ahora cada uno sus limitaciones y disfuncionalidades más que sus capacidades, manifiestan su fragmentación más que su interdependencia y complementariedad, lo cual llevaría este país a otro nivel. Su insuficiencia a la vista cambia supuestos y propuestas.

Nuestra idea arraigada de que el eje de la sociedad no puede ser más que el Estado, un orden gubernamentalmente impuesto, frente a las limitaciones e irresponsabilidades de la sociedad mexicana, se viene abajo al observar las fallas críticas que el mismo Estado exhibe en su sistema político, judicial, policial y administrativo público. Nuestra posición, ante la crisis del Estado...

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