Luis Rubio / Otra racionalidad

AutorLuis Rubio

Max Weber, el sociólogo alemán, afirmó que la modernidad -"el destino de nuestro tiempo"- consiste en el avance de la racionalidad y el repliegue del misterio, lo que él denominó como la "desilusión del mundo". La modernización implicaba, en su concepción, el abandono de la magia para incorporar la racionalidad en la toma de las decisiones y a la burocracia para implementarlas.

A partir de la Revolución, el gobierno mexicano fue avanzando la formalización de las estructuras políticas, gubernamentales y burocráticas, racionalizando la toma de decisiones e incorporando mecanismos de predictibilidad sobre todo en lo relativo a la conducción económica. Es así como surgieron instituciones como el Banco de México, las entidades regulatorias en materia de seguros, valores y, eventualmente, energía e información. El mismo objetivo se persiguió a través de la negociación de tratados internacionales y líneas de crédito, así como de la membresía en organismos multilaterales de diversa índole. Se trataba de un proceso de institucionalización que reconocía de entrada la trascendencia de informar y proveer claridad de rumbo tanto a la ciudadanía como a los agentes económicos. Contar con información y reglas del juego transparentes afianza la confianza de la población al tomar decisiones, sobre todo en la era de infinitas alternativas.

El objetivo: consolidar el desarrollo de la economía y garantizar su continuidad más allá de los altibajos normales de los mercados, cambios de gobierno y situaciones imprevistas. La premisa de partida era que ningún gobierno atentaría contra lo que es "racional" en el sentido de Weber: permanencia y predictibilidad en las decisiones gubernamentales.

Los acontecimientos recientes en materia tanto económica como de seguridad en el país hacen claro que la racionalidad weberiana no es parte del herramental y lógica del presidente López Obrador. Desde su perspectiva, el sistemático deterioro de los indicadores económicos y la creciente violencia en el país son evidencia insuficiente (y quizá innecesaria en su visión) de la inoperatividad de la estrategia tanto económica como de seguridad. Su racionalidad es otra y no se apega a los cánones tradicionales tanto de México como del resto del mundo.

La nueva racionalidad es política y parte del rechazo no sólo de todo lo que se ha ido acumulando en materia legislativa y en las decisiones gubernamentales de las últimas cuatro décadas, sino de la forma en que se...

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