Luis Rubio / Otra Revolución

AutorLuis Rubio

A102 años de la Revolución Mexicana, el PRI se apresta a retornar a la presidencia. Las circunstancias del país de hoy y su realidad cotidiana en nada se parecen al tiempo en que Madero conminó al levantamiento contra Porfirio Díaz, pero el momento es igualmente trascendente. No sólo regresa un presidente emanado del PRI, sino que será la primera ocasión en muchos lustros en que retornan los políticos al poder. La esperanza es que los que regresan hayan aprendido la lección de sus correligionarios anteriores que salieron derrotados, primero por su desempeño y luego en las urnas.

La ciudadanía está ansiosa de un cambio y temerosa de sus implicaciones; muchos mexicanos creen que hubo fraude en la elección y algunos demostraron una preocupante propensión a rechazar los conductos institucionales para dirimir diferendos e, incluso, una disposición a adoptar vías violentas para salirse con la suya. A pesar de la estabilidad de que goza el país y la situación económica relativamente benigna (sobre todo comparada con otras latitudes), el hecho ineludible es que la insatisfacción es ubicua y generalizada.

Ante este panorama, el gobierno que iniciará su sexenio en unos días evidentemente ha estado ponderando sus prioridades y objetivos. Los distintos integrantes de su equipo han estado estudiando opciones, proponiendo alternativas -algunas en público, así sea de manera indirecta- y compitiendo por el oído del presidente electo. A diferencia de los gobiernos amateurs de los últimos tiempos, es notorio el control del escenario: a pesar de que se le ha estado demandando al próximo presidente que muestre sus cartas (en agenda legislativa, gabinete, programas y prioridades), la disciplina habla por sí misma. Ningún político muestra sus cartas o abre espacios hasta que no se encuentra en funciones y con la posibilidad de administrar los procesos.

Lo que ningún presidente en ciernes puede eludir es la realidad a la que se enfrenta y la complejidad que ésta entraña. En alguna ocasión Kissinger afirmó que "las diversas presiones pueden tentar al decisor a creer que un problema pospuesto es un problema evitado; más frecuentemente resulta ser la invitación a una crisis". La diversidad de problemas y temas que requieren atención multiplican la complejidad y abonan a un entorno como el que elocuentemente describe el diplomático estadounidense. Al mismo tiempo, no hay que olvidar que fue justamente en este mismo fin de semana hace tres sexenios que se...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR