Un médico contador de historias

AutorGeorgina Montalvo

¿Por fin, eres médico o escritor de cuentos?", le cuestionó el Gobierno cubano a Tirso Clemades hace 16 años para volver a darle permiso de venir a México. En realidad era, y sigue siendo, las dos cosas.

"Vine invitado varios años por un intercambio cultural entre el Instituto Nacional de Bellas Artes y el Ministerio de Cultura de Cuba, venía representando a Cuba en el Festival Internacional de Cuentacuentos.

"Se me empezó a cuestionar mucho mi misión de médico y mi misión de escritor y cuentacuentos, esto generó muchos conflictos para poder salir y entrar, entonces en uno de esos viajes decidí hacer una residencia acá en México para escribir mi primer libro", narra el médico.

Durante 18 meses trabajó en Educación de la Sexualidad a Través de Cuentos, basado en su tesis de maestría en Educación Sexual.

"Al volver ya había perdido todos mis derechos como médico, y vivir en Cuba como escritor y cuentacuentos era muy difícil, entonces opté por residir en México y continuar con mis proyectos", comenta el especialista en VIH e Infecciones de Transmisión Sexual (ITS), apenas unos días después de cumplir 16 años en tierra azteca.

Para el médico amante de las plantas y las lombrices, que cría en su tiempo libre, México ha sido la base para poder difundir su metodología de educar en sexualidad contando cuentos tanto en el País como en otros países de Latinoamérica, como Ecuador y Puerto Rico.

La tradición oral con la que cuentan todas las culturas y la mayoría de los grupos de población es un buen vehículo para hacer que las personas conserven el conocimiento, asegura.

Así lo descubrió durante su servicio social en las montañas de Guantánamo, que hizo durante el "periodo especial" que Cuba vivió tras la caída del bloque socialista, en 1992.

"Teníamos que tratar de conseguir que nuestros pacientes no se enfermaran porque no había medicinas. No había agua ni luz eléctrica, y a la farmacia llegaban los medicamentos una o dos veces al año, entonces había que tratar de buscar estrategias para convencer a los pacientes y campesinos de prevenir las enfermedades.

"Un día que fui de vacaciones a La Habana vi que se estaba celebrando un festival internacional de narración oral y para pasar el día se me ocurre meterme al taller, y al volver a las montañas empecé a escribir historias que tuvieran que ver con la salud. Mis primeras historias eran con temas de sexualidad, claro, pero también con temas de la vacunación, de hervir el agua.

"Y cuando yo narraba esas...

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