Y maestros se reinventan

AutorIris Velázquez

Ante pronósticos de que la figura y labor del maestro podrían debilitarse con las clases virtuales, docentes se han aferrado a su puesto y a mantener presencia delante de sus alumnos. Como lo hicieran con sus salones, dedican tiempo para adornar sus casas con globos, dibujos y colocar láminas para ilustrar sus clases.

Algunos bailan, otros cantan, hacen activación física, les llaman por teléfono a sus pupilos y otros se comunican con ellos en lenguaje inclusivo. Todo esto para seguir presentes como guías en la educación de los niños.

Tecnología sin corazón

El calendario marcó miércoles 26 de agosto de 2020. El día 238 del año, pero para la maestra de preescolar Martha Paula Ulloa Leclar, fue un día de fiesta, pues dos de sus alumnos cumplieron años.

Las fotografías de Matías y Leo estaban pegadas en el pizarrón, mismo que estudiantes del Jardín de Niños Pablo Neruda, vieron en su pantalla al conectarse a las clases en línea.

El estar separados, no impidió que sus compañeros de segundo grado grupo C les cantaran Las Mañanitas, les mandaran abrazos virtuales y entonaran porras con el clásico "chiquitibum".

Esta interacción, resalta la docente, no se podría lograr sólo con los avances tecnológicos.

"No creo que podamos ser desplazados por la tecnología, por una máquina. La tecnología es muy buena, pero le falta corazón", comenta.

Y es que, según explica la maestra de este kínder público del Estado de México, la función de los docentes es ir de la mano con sus estudiantes, al señalar que, sólo así, se podrá seguir avanzando.

"Nosotros debemos de estar al pendiente de cuáles son las necesidades que tiene cada uno de nuestros niños, para poder con ellos trabajar y, en cambio, la tecnología no va a poder comprender cuáles son esas necesidades", insiste.

Cuenta que, el primer día de clases, muchos educandos llegaron inquietos, pero inhibidos. Ella, tras darles la bienvenida al ciclo escolar 2020-2021 y presentarse, decidió romper el hielo, con una canción.

"Vamos a cazar un león, un león muy grande. ¡Yo sí puedo, yo no tengo miedo!", cantó, al momento que pidió a los alumnos que bailaran con ella. Tiempo después, sus cuerpecitos empezaron a moverse.

"La tecnología no va a poder hacer un seguimiento como lo hacemos nosotros. Debemos buscar las estrategias y las herramientas para llegar a todos nuestros alumnos y cumplir nuestra función docente. Ser empáticos. Nuestros alumnos quieren regresar a sus espacios, en donde quieren convivir con otros...

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