Ni mafioso ni burócrata ni censor

AutorAntonio Bertrán, Silvia Isabel Gámez, Tania Gómez, Dora Luz Haw y Yazmín Juandiego

Primer trazo: "que sea alérgico a la censura". Segundo: "que no se trate de un burócrata viciado por su paso a través del poder cultural priísta o de la sociedades de apoyos mutuos". Tercero: "que sea, aunque parezca una perogrullada, un hombre culto en el sentido amplio y moderno".

Al esbozar con el lápiz de la experiencia y la crítica el "perfil griego" del candidato a la presidencia del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes durante la próxima administración, diversos intelectuales y funcionarios coinciden en que no debe ser mezquino ni burócrata ni "tener las uñas largas".

Algunos, como el escritor Carlos Fuentes y el poeta Eduardo Lizalde, proponen como modelo para los head hunters de Vicente Fox al actual presidente Rafael Tovar y de Teresa: "serio, competente y generoso", con grandes capacidades administrativas y una visión de servicio.

"Yo votaría por que siguiera él, pero nadie me va a hacer caso", dice Fuentes desde Londres.

La opción de que no sea un intelectual o artista sino un promotor de la cultura es definida por el sociólogo político Roger Bartra, la escritora Carmen Boullosa y el presidente de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, Raúl Padilla.

"Se trata de una decisión política", advierte Bartra, "pero más que la figura emblemática de un creador, me parece mejor la alternativa de una persona culta con gran capacidad de dirección, mucha tolerancia, aguda sensibilidad y pericia administrativa".

Angel Norzagaray añade facilidad para blasfemar y rezar al mismo tiempo "porque la va a necesitar". El director de escena y actor, titular del grupo Mexicali a secas, entra a la "chunga" -como califica la estrategia de Fox de recurrir a head hunters para integrar su gabinete-, y propone que en el caso del CNCA el elegido debe poseer "capacidad trepadora porque así se verá que la cultura está ascendiendo. Si se va, ponemos otro".

La condición que parece fundamental y común en la opinión general es que el candidato no sea proclive al culto a la personalidad ni pertenezca a ninguna "mafia".

"Es conveniente que sepa usar más la palabra que la intriga, la paciencia que la agitación, el convencimiento que la vehemencia", dibuja Bartra. "Deberá tener un alto grado de virtuosismo en el manejo del estimulador de creatividades ajenas y del sofocador de ambiciones burocráticas".

El dominio de lenguas como el inglés y el francés, así como de las herramientas computacionales...

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