Un magnate ventila los trapos sucios

AutorJeffrey A. Tannenbaum

Redactor de The Wall Street Journal

RACINE, Estados Unidos - Cuando el cine Golden Rondelle proyectó en esta ciudad la película Carnaúba: Memoria de un hijo, la audiencia invitada ya había escuchado algo sobre el filme. Según la publicidad, el documental de una hora de duración versaba sobre cómo Sam Johnson, el patriarca multimillonario dueño de Ceras Johnson, recreaba el día en que su padre viajó a Brasil en 1935 para estudiar los árboles cuya cera ayudó a hacer famosa a la familia.

James Scalzo, de 33 años, un ejecutivo del área de crédito de Johnson Bank, que pertenece a la familia Johnson, se acomodó en su silla esperando ver el equivalente corporativo de un diario de viajes de la revista National Geographic. Al comienzo, parecía que sería así, al predominar las plácidas imágenes de un hidroavión sobrevolando el mar y paisajes monótonos, alternándose con el rostro y el relato de Johnson.

Pero a medida que continuaba la narración, las revelaciones se multiplicaban: el empresario, de 73 años, está recuperándose del alcoholismo. Su madre también era alcohólica. Y gran parte de su vida, se angustió por la relación con su padre, H.F. Johnson, que estuvo bastante ausente cuando Sam era joven y que fue muy crítico con su hijo tiempo después. "La mayor duda sobre mi padre era si él me amaba tanto como a su empresa", dice Sam Johnson en un momento del documental.

La franqueza del jefe inspiró a Scalzo. Más tarde, aquella noche de enero, el ejecutivo conversó por primera vez con parientes y amigos sobre la profunda pena que acarreaba secretamente desde la muerte de su propio padre de un ataque cardíaco, en octubre del año pasado. "Sam me dio un pedazo de su alma", dice Scalzo. "No creí que esa película me fuera a emocionar tanto".

La cinta está transformándose en una extraordinaria excepción en los anales de la elaboración de la imagen de los ejecutivos. En la mayoría de las grandes empresas, equipos de publicitas se esfuerzan por crear una imagen positiva de sus jefes.

Bajo la batuta de Sam Johnson, que redujo sus funciones directivas en 1993 y se retiró por completo el año pasado, S.C. Johnson se convirtió en un grupo de empresas con una facturación anual de US$6.000 millones.

Asimismo, su línea de productos se expandió más allá de las ceras, incluyendo las bolsas plásticas resellables Ziploc, los insecticidas Raid, los purificadores de aire Glade y otros tantos productos para el hogar.

El y su familia (la empresa está hoy básicamente...

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