Manos al rescate

AutorEsther Díaz

Las pinturas rupestres de San Francisco tienen un dibujo de un berrendo que se distingue de manera evidente por la forma de gancho de sus cuernos. Desde tiempos tan remotos, este animal, de cuyas cinco subespecies hoy en día cuatro se encuentran en algún grado de amenaza de extinción, recorre el territorio norteamericano.

Endémico de la península de Baja California, el berrendo peninsular halla refugio en la áridas tierras de la Reserva de la Biósfera Desierto del Vizcaíno.

"A principios del siglo 20, cuando la minería del cobre tuvo un auge extraordinario en la península de Baja California, se hizo muy fácil cazar berrendos para alimentar a los mineros. La matanza fue tan tremenda que, en 1924, el Gobierno mexicano prohibió su cacería", cuenta José Warman, director de Espacios Naturales y Desarrollo Sustentable (Endesu), asociación con 17 años de trayectoria en la conservación de los recursos naturales de México.

En 1994, los censos oficiales estimaban que había 170 ejemplares, lo que colocaba a la especie en riesgo grave de extinción. Cuatro años después iniciaba el programa de recuperación.

"La recuperación de una especie en riesgo no se mide en años, sino en décadas. En 1998 pusimos una 'fábrica de berrendos', un corral de mil hectáreas, que era la solución inmediata dada la situación del animal. De 1998 a 2006 conseguimos incrementar la población en cautiverio manejado, y en 2006 teníamos alrededor de 350 ejemplares".

Entonces llegó el momento de la verdad, el manejo libre pero confinado en grandes extensiones. Para ello, se cercaron 23 mil hectáreas en La Choya, al norte de la Reserva, donde el berrendo podía estar alejado del ganado doméstico, evitando así la competencia por el escaso alimento y la transmisión de enfermedades que podrían destruir a la población. Posteriormente, con el apoyo del Ejido el Costeño, y el Ejido Benito Juárez, vallaron 31 mil hectáreas adicionales.

"No les fue muy bien, perdimos muchos en el intento", recuerda Warman.

Los grandes periodos de sequía y la presencia del coyote, principal depredador de los crías de berrendo, complicaron la situación.

Sin embargo, cada año, desde 2011, el proyecto produce aproximadamente 120 berrendos y actualmente cuenta con 350 ejemplares, divididos entre el área de manejo libre y la "fábrica".

"El objetivo es recuperar la población en términos de una población en libertad, no de zoológico, y eso requiere la restauración y conservación de las llanuras costeras de Baja...

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