Entrevista / Manuel Álvarez Bravo / Imágenes de Oaxaca

AutorFrancisco Toledo

Rufino Tamayo siempre se ufanó de haber descubierto el genio de Manuel Álvarez Bravo. Fue en 1929, durante una exposición del fotógrafo, cuando se conocieron. Después, el artista oaxaqueño lo presentó con Xavier Villaurrutia, quien escribió el primer artículo sobre su trabajo.

Éste fue uno de los vínculos que unieron al fotógrafo con Oaxaca, estado del que guardaba almacenadas numerosas imágenes, como se advierte en esta charla sostenida en su casa de Coyoacán.

Usted habló alguna vez de un viaje a Oaxaca, donde empezó a hacer fotografías, de un trabajo allá...

Ah, sí, sí... Bueno, yo empecé a trabajar a los 13 años en la Compañía Industrial Veracruzana, en una fábrica de telas que estaba en Santa Rosa, en Veracruz, pero no duré mucho tiempo ahí. En 1916, con 14 años, entré a trabajar a la Tesorería de la Federación; recuerdo todavía el nombramiento, que dice: "Venustiano Carranza, Primer Jefe del Ejército Constitucionalista Encargado del Poder Ejecutivo de la Unión, ha tenido a bien nombrar a usted Meritorio Interino de la Tesorería General de la Nación...".

En esa época, tenía un compañero de trabajo que se llamaba Rafael Cervantes, que era sobrino de Clausell. En la Academia de San Carlos se exhibía la obra de este pintor, así que pedimos permiso para visitar la muestra y, antes de la inauguración, estábamos paseando por los corredores cuando vimos a don Venustiano Carranza y nos dio la mano a los dos.

Posteriormente, en el año de 1925 me casé y me fui a Oaxaca. Ahí tuve un mejor sueldo como cajero de la Oficina Federal de Hacienda. Duré dos años, fue una época de aislamiento y tranquilidad, leía bastante y ya era aficionado a la fotografía.

En 1927 regresé a México, donde volví a ver a amigos como Miguel Martínez, Salvador Ávila y Fernando Ferrari. El señor Ferrari era arquitecto, sastre y un fotógrafo tremendo. Fue quien fundó el primer Museo de Historia Natural, ése que está en las calles de...

¿El Chopo?

Sí, El Chopo. Ferrari era también un gran coleccionista; todavía guardo libros que me regaló y tarjetas de visita que tenía duplicadas. Cuando murió, la familia me regaló dos o tres álbumes y la cámara con la firma de Louis Daguerre, el inventor del daguerrotipo; todo esto yo lo regalé después a Bellas Artes.

Recuerdo que cuando trabajaba en el Departamento Autónomo de Prensa y Publicidad fui comisionado para hacer fotografía de cine y fija; el ambiente era complicado políticamente, ya que en ese entonces el General Lázaro Cárdenas...

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