Manuel J. Jáuregui/ El debido escarmiento

AutorManuel J. Jáuregui

Como sociedad nos parece positivo en grado extremo que existan personas, en este caso Clero, que no permitan sea olvidado el crimen del cardenal Posadas.

La desmemoria legendaria del pueblo mexicano es un factor importante que ha impulsado en nuestro país la impunidad, por ende la delincuencia.

Ningún crimen, ni grande ni pequeño, debemos permitir, como sociedad, que quede impune.

El castigo ejemplar a todo crimen es una parte esencial de la correcta aplicación de la justicia, ya que el escarmiento es el padre de la prevención, y la prevención la esencia misma de la justicia.

Le hacen, pues, un enorme bien a la sociedad mexicana los compañeros del cardenal Posadas que hoy día claman y exigen el esclarecimiento de su crimen.

La autoridad mexicana nunca dio una explicación creíble de este nefasto asesinato, el cual la mayoría de los mexicanos piensan fue parte de un complot que de alguna manera está ligado a la narcopolítica mexicana.

Ello, basado también en informaciones y testimonios surgidos recientemente, de los cuales se desprende que el artero asesinato del cardenal no fue una muerte "accidental", sino un acto planeado y premeditado.

Lo mismo decimos del asesinato de Luis Donaldo Colosio, y de todo aquel hecho delictivo que no haya sido debida y COMPLETAMENTE esclarecido a la satisfacción de la opinión pública, con pruebas y razones.

A nuestro país le hace falta CERTIDUMBRE, ésta como parte esencial de la confianza, que como todos sabemos es un ingrediente indispensable del progreso y el desarrollo.

La certidumbre en la correcta aplicación de las leyes, es la argamasa que sostiene el edificio de nuestras instituciones. Pues es, adicionalmente, el ingrediente que nos mantiene a todos en observancia de nuestras leyes.

Cuando desaparece esta certidumbre, cuando la sociedad llega a pensar que el crimen sí paga, que cualquier crimen es perfecto, y que la posibilidad de delinquir es una que puede evadir el debido castigo, entonces se cae en

la anarquía.

Toda transgresión a las leyes debe de implicar un castigo inmediato: ésta es la piedra angular de la legalidad en cualquier sociedad moderna.

Si quienes mataron al cardenal andan libres, no sólo los autores materiales, sino también -y más importante aún- los autores intelectuales, su impunidad debe considerarse como un desafío a la sociedad, como una bofetada a nuestro sistema, como una abierta invitación a los grandes delincuentes a que recurran al asesinato de importantes figuras nacionales...

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