Manuel J. Jáuregui / Desacato

AutorManuel J. Jáuregui

A simple vista, el fin de semana pudimos apreciar claramente, por la afluencia de personas y vehículos en nuestras calles, que el encarcelamiento domiciliario decretado por las autoridades federales y locales es letra muerta.

Los ciudadanos -con razón- no atienden ya la orden de encarcelamiento y confinamiento a la que pretenden sujetarlos tanto autoridades federales como estatales.

Y no es que no aquilaten el riesgo de contagio, sino que el confinamiento prolongado simplemente no es opción viable.

La gente tiene actividades, responsabilidades, obligaciones, superiores éstas al interés autoritario por parte de los Gobiernos federal y local de transferirle la tarea de prevención al ciudadano y que no se le cargue la chamba a aquéllos, y quede en evidencia el hecho de que en materia de salud hay carencias e insuficiencias que por más "humanista" que dice ser la 4T simplemente no PUEDE resolver.

No hay dinero ni tampoco capacidad.

Por supuesto que "no estaban preparados para una pandemia", nunca han estado preparados, por lo menos a nivel federal, muy marcadamente se nota la carencia de EQUIPO médico: en algunas clínicas del IMSS ha habido manifestaciones del personal médico solicitando provisiones para poder cumplir con su deber, pues lo que les ofrecen es insuficiente y de mala calidad.

Ante esta realidad, las autoridades -en menor medida a nivel local- les transfieren su chamba y responsabilidad a los ciudadanos.

El mensaje es: ¿te enfermaste?, pues es tu culpa por no hacernos caso.

¿Y de qué y cómo viven los ciudadanos encerrados sin poder salir?

Lo dicho ha quedado demostrado: una política pública que es insostenible es una que no debe adoptarse, pues pone en riesgo la autoridad de la autoridad, valga el pleonasmo.

Esto es lo que sucede cuando los ordenamientos de la autoridad son juzgados por la ciudadanía como aberraciones y las pasan por alto.

Ya el gran filósofo griego Sócrates advertía: "Las Leyes del Hombre están escritas en arena, mientras que sus costumbres en granito".

Por ejemplo, ¿a poco creían las autoridades locales, más desgastadas que un asiento de ecotaxi, que en el Día de las Madres los ciudadanos iban a dejar de felicitar a sus madrecitas, dejándolas solas, sin flores y sin pastel?

¡Por supuesto que no!

¿Quiénes son las autoridades para pretenden...

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