Manuel J. Jáuregui / División cameral

AutorManuel J. Jáuregui

En cualquier democracia deben soplar libremente los vientos de la crítica, de la disonancia, de la controversia, pues al igual que una viga de carga sin soporte externo, para estar fuerte en una sociedad democrática debe haber en ella tensión integral.

Los desacuerdos, puntos de vista opuestos y posturas disímbolas enriquecen el debate y robustecen la vida democrática.

Pero esto debe darse dentro de un cauce, siguiendo las reglas de las prácticas democráticas, pues de lo contrario se convierte la disonancia en pleito anárquico que debilita en lugar de robustecer.

Tristemente lo segundo es lo que parece estar pasando dentro de uno de los organismos cupulares más visibles por el lado del sector empresarial: la Confederación Patronal de la República Mexicana (COPARMEX) que preside Gustavo de Hoyos.

Ha surgido en el País un grupo rival de ex miembros de esta Cámara que acusan a su actual presidente, De Hoyos, de tener ambiciones políticas y en consecuencia de no representar al sector, sino de emplear la Cámara para avanzar sus ambiciones políticas.

Concretamente afirman que Gustavo de Hoyos encabeza un proyecto apoyado por varios ex presidentes de la COPARMEX para que en cuatro años más emprenda una campaña con la intención de llegar a la Presidencia de México.

De hecho hay -cuando menos- una instancia en la que el presidente del Consejo Coordinador Empresarial (que se supone coordina todas las cámaras empresariales), Carlos Salazar Lomelín, criticó a "aquellos que pretenden emplear las instituciones empresariales para cumplir ambiciones personales".

Esto en obvia referencia a De Hoyos, con quien otros grupos empresariales tienen desacuerdo, pues consideran que no es un interlocutor viable con las autoridades dadas sus ambiciones políticas.

En lo personal desconocemos si de veras De Hoyos abriga en la intimidad de su corazón la aspiración que se le imputa.

Pudiera ser que todo sea grilla y que el señor sólo sea un crítico sincero en desacuerdo con varias políticas gubernamentales y con aquellos que en lugar de señalarlas como dañinas para la labor empresarial -y en consecuencia para la creación de empleos- se quedan callados con el fin de no arriesgarse a un distanciamiento con el Gobierno.

Esto en una especie de "Glasnost" tenochita en el que se pretende el "détente" por la vía del diálogo.

Esta DIVISIÓN dentro de la COPARMEX debe tomar otro curso, debe agotarse dentro de la misma COPARMEX con árbitros externos de otros organismos camerales.

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