Manuel J. Jáuregui / Don Juan Tenorio

AutorManuel J. Jáuregui

Le dijo Don Juan Tenorio, en la inmortal obra de José Zorrilla, a Don Gonzalo, Comendador de Calatrava: "Los muertos que vos matáis gozan de cabal salud".

En el castellano moderno equivale a decirle al mandamás de la comarca que era puro pájaro petacón: muy bueno para hablar, pero muy malo para disparar. No pretendemos equiparar personajes, pero si nos lo permiten, estimados amigos, nos atrevemos a sugerir que los encargados en el Gobierno de la (mal) llamada "comunicación social" en su chamba se asemejan un poco al Comendador.

¿De qué otra manera explicar que en los MESES transcurridos desde que tronó la bomba de la relación-conflicto de interés de la constructora favorita (Higa) y las propiedades adquiridas a ésta por el Presidente y el Secretario de Hacienda nos esté resultando como los muertos que mataba Don Gonzalo y que la historia siga gozando de cabal salud? ¡Nomás no se quiere morir o, bien, no la pueden matar! Esto salvo que Mr. Rupert Murdoch, dueño del imperio Fox News y del Wall Street Journal, haya recibido ayer en la mañana una llamada indicativa de "The Pines" y haya quedado despedido su corresponsal en México, David Luhnow, para así matar la nota que rehúsa morir.

Pero esto último para nada ocurre cuando se trata de medios que no reciben órdenes, que no están en sociedad con políticos influyentes, que no colocan a sus empleados en cargos públicos. (¡Ah!, y por si no lo sabían, estimados amigos, el hoy encargado de Comunicación Social de la Presidencia se desempeñaba antes como director jurídico de MVS, la empresa que despidió a Carmen Aristegui, destapadora original del affaire "Casa Blanca". Lo dicho: México es un país de abundantes coincidencias).

Volviendo al tema: si usted es golfista y abanica la bola cuatro veces seguidas, inútil sería usar como excusa el aire que sopló, el ruido que se vino o el bastón nuevo que trae. ¡Sin duda es por maleta! Entonces, por el bien de México y para que ya no sigan cuestionando en el EXTRANJERO la integridad de nuestros más prominentes funcionarios públicos, nos permitimos sugerir que de una vez por todas le den matarili de a de veras a este espectro que perjudica enormidades no sólo la imagen del País, sino su viabilidad misma...

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