Manuel J. Jáuregui / Igual, pero diferente

AutorManuel J. Jáuregui

Tratando de explicar a un neófito su teoría de la relatividad, Albert Einstein empleó el siguiente ejemplo: "Si te pasas una hora platicando con una chica guapa, el tiempo se pasará muy rápido, pero si te pasas esa misma hora sentado en una estufa caliente, transcurrirá muy lento". Es la misma hora... ¡pero qué diferente!

Algo parecido sucede con el término "FISCAL".

Robert Mueller es Fiscal, y acaba de dejarle caer un ladrillo de acusaciones a tres asociados a la campaña de Donald Trump, uno de los cuales, George Papadopoulos ya se declaró culpable de mentir sobre su contacto con los rusos, quienes le ofrecieron "tierra" para destruir a Hillary Clinton.

Si le siguen jalando a ese hilo, llegarán muy arriba, quizás hasta con el hombre color naranja.

Santiago Nieto también es FISCAL, pero fue a él a quien le dejaron caer el ladrillo por osar intentar investigar los nexos Odebrecht-campaña del PRI y embarrar con ello al Presidentazo Peña.

El investigador acabó investigado. Al Fiscal Mueller le vale wilson quién caiga, lo que le importa es aplicar la ley.

El "Fiscal Anticorrupción" en México no ha hecho nada, por la sencilla razón de que no lo han nombrado: NO EXISTE.

Que alguien nos diga: ¿cómo se combate la corrupción si no hay nadie encargado legalmente de hacerlo?

Entonces el término "Fiscal" es relativo: en un país de instituciones significa una cosa, en un país bananero controlado por una mafia política de cómplices, significa otra muy distinta. Misma palabra, muy diferente significado.

Más allá de comprobar que todo es relativo, la gran diferencia entre lo que pasa "allá" y lo que pasa aquí es que, al funcionar las instituciones como deben, se fortalece el imperio de la ley, se crea CERTEZA jurídica y social.

Queda establecido en el terreno de los hechos que nadie está por encima de la ley, y que tanto el Departamento de Justicia como su brazo investigador, el FBI, cumplen cabalmente con su obligación. Por el contrario, lo que hemos presenciado aquí en nuestro México Mágico es la aplicación selectiva de la ley y la obstrucción a la justicia, acompañadas éstas de intentos abiertos, nada encubiertos, por subvertir nuestras leyes.

De manera muy méndiga dejan acéfala la Fiscalía Electoral, a sabiendas de que, escabechándose a Nieto, se requiere una mayoría calificada de legisladores para nombrar a su sucesor.

Lo más probable es que la llamada FEPADE...

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