Manuel J. Jáuregui / Instituciones politizadas

AutorManuel J. Jáuregui

Dice el dicho: "Árbol que nace torcido jamás su tronco endereza". Algo parecido podemos afirmar sobre las instituciones del Estado mexicano: una vez que se politiza su función se torna bien canijo regresarlas a la plena institucionalidad. Hay indicios de que esto está sucediendo en nuestro México sin par con dos de sus instituciones más importantes, las que de mayor prestigio y SERIEDAD deben gozar: la PGR y la SHCP.

Recordamos hace años que cuando había en México buenos gobernantes uno de ellos nos dijo, en referencia a la honestidad de sus colaboradores: "Yo no necesito pruebas, a mí con la sospecha me basta".

Seguramente se basaba este hombre, de sobra capaz, en otro axioma muy socorrido: "La mujer del César no sólo debe ser casta, sino parecerlo".

Es decir, hay cosas en las que no puede ni debe caber la sospecha; esto es, instituciones como la PGR o la SHCP no pueden estar sujetas a acusaciones de que su proceder está dictado por la conveniencia política y no por las leyes que rigen su actuación.

Dos casos recientes ilustran lo que hoy pretendemos comentar con ustedes:

Uno de ellos es la correlación directa y clarísima que ha revelado la ONG México Evalúa respecto a la distribución de recursos por parte de la SHCP, dependiendo de la afinidad política del Gobierno federal con el Gobierno estatal en turno.

Tanto PAN como PRI, demuestran las gráficas de México Evalúa, distribuyen los recursos (participaciones estatales) del llamado Ramo 23 -recuerden: donde hay discrecionalidad, hay corrupción- con un marcado sesgo partidista.

Si el Presidente es priista y el Gobernador también, fluyen los recursos, e igual con el PAN: con los Presidentes panistas los Gobernadores panistas recibieron más recursos que los de otros partidos.

Concuerda esto con la denuncia del Gobernador de Chihuahua, Javier Corral, a quien por destapar el desvío de fondos estatales al PRI en pasadas elecciones, ahora la SHCP lo castiga reteniéndole recursos.

Algo parecido sucede -y aquí no defendemos a nadie, simplemente señalamos la peculiaridad- con la acusación en la que está ya metida la PGR que pretende relacionar al candidato presidencial del PAN con un presunto "lavado de dinero" efectuado por una tercera persona, esto por lo que luce como una operación inmobiliaria común y corriente.

Dicha acusación se ve medio gato pardo porque no aporta pruebas del delito, pero sí se apega a la línea partidista del PRI en sus embates contra un rival político.

El "timing" también...

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