Manuel J. Jáuregui / Rechinidos

AutorManuel J. Jáuregui

Esos rechinidos que el Presidente escucha fuerte y claro en su Administración no los ha causado la renuncia digna, viril y congruente de Carlos Urzúa a la Secretaría de Hacienda, no: esos rechinidos presagian la descompostura catastrófica de su Gobierno.

Ello, como consecuencia de que se han tomado y se siguen tomando decisiones DOGMÁTICAS, chicharroneras, imprudentes y obcecadas que han conducido a una paralización del aparato federal y a un quebranto de la confianza que el pueblo de México y la comunidad internacional depositaron en el Gobierno de México. No es Urzúa -ni la austeridad- el responsable de los rechinidos que se escuchan: es el Presidente y nadie más. La flecha no tiene la culpa cuando falla al blanco: la tiene quien acciona el arco.

Subestima el Presidente la fuerza, el impacto duro y profundo que tienen y tendrán a futuro dentro y fuera de México las palabras de Carlos Urzúa en su carta de renuncia. Dijo este su ex funcionario explicando los motivos de su renuncia, y de paso ganándose la admiración y respeto de los mexicanos:

  1. - Se han tomado decisiones de política pública sin sustento.

  2. - Se hace caso omiso de las evidencias.

  3. - Se le han impuesto funcionarios que desconocen del tema de la Hacienda Pública.

En pocas palabras -interpretación nuestra- no saben lo que están haciendo y en toda conciencia Urzúa no puede cargar con el muertito de una crisis económica derivada de este "Estilo Personal de Gobernar" que, ignorando la evidencia, la opinión de los expertos, de las calificadoras y de los mercados, se enterca en conducir a México por el sendero equivocado: éste el del totalitarismo económico pretendiendo que el Gobierno haga todo, resuelva todo y sea el actor principal económico a sabiendas de que los Gobiernos no son la solución, sino el problema.

Si ustedes analizan el contexto, tanto la renuncia de Urzúa como la anterior del ahora ex director del Seguro Social, Germán Martínez, están cortadas con la misma tijera: causas similares y un pundonor rara vez visto en el sector público, en el que estamos acostumbrados a ver que pelean como perros por el hueso y una vez que lo tienen no lo sueltan ni a tubazos. Pero no a atestiguar cómo con absoluta convicción, integridad y congruencia le...

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