Manuel J. Jáuregui / Función cumplida

AutorManuel J. Jáuregui

Lo esperanzador de las recientes capturas de criminales de alto perfil logradas por las policías federales y el Ejército no es tanto el efecto que la "decapitación" de una organización delictiva pudiera tener sobre el nivel de violencia en el País, ello dada la facilidad con la que las "cabezas" son reemplazadas, sino más bien surge el optimismo como consecuencia de que las policías encomendadas a la lucha contra la delincuencia organizada están CUMPLIENDO SU FUNCIÓN.

¡Ésta es una señal sumamente alentadora por la cual aplaudimos al gabinete de seguridad del Presidente Calderón!

El hecho de que actúan, actúan bien, cumplen su deber y obtienen resultados demuestra muchas cosas.

Es señal de una mejor organización, de mejor inteligencia, de INTEGRIDAD, de capacidad, decisión y voluntad para cumplir con la responsabilidad que la sociedad les ha delegado.

Queda manifiesto, igualmente, que el ENTRENAMIENTO que reciben, las depuraciones que se han efectuado, los estímulos y adecuaciones en el funcionamiento de las policías COMIENZAN a rendir FRUTOS.

Ello motiva a pensar que, una vez recuperada la efectividad de cuando menos parte de los cuerpos policíacos, éstos incrementen su eficiencia en detrimento de la delincuencia.

Por ello es que afirmamos que percibimos en estos acontecimientos señales positivas, las cuales no tenemos empacho alguno en reconocerle al Presidente, a García Luna y a la Procuradora Marisela.

Ello no obstante que ha quedado demostrado que la captura de un capo, por más grande que éste sea, NO se convierta de inmediato en el CESE del funcionamiento de la organización delictiva, pues como ustedes bien saben, amigos lectores, las organizaciones criminales encuentran la forma de sustituirlo y de seguir delinquiendo.

Lo que sí es que sin duda existe, y esto también es preciso reconocer, una importante dosis de escarmiento -por ejemplo- en la más reciente captura de alto perfil, la de "El Mamito", un desertor del Ejército y líder importante de uno de las más violentos cárteles.

No abrigamos la menor duda que el escarmiento es el instrumento más efectivo del que dispone el Estado para prevenir el delito, o cuando menos pre- venir que gente que supuestamente está -o debe estar- del lado de la sociedad traicione a ésta para convertirse en delincuente dedicado a socavar la paz y el orden social.

Con...

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