La máquina ensimismada

AutorNicolás Cabral

No sé a qué nos enfrentaremos en unos pocos días, cuando la Biblioteca Vasconcelos se inaugure. Pero si la construcción hace justicia a los dibujos con los que Alberto Kalach ganó el peculiar concurso internacional del que surgió su proyecto, sé muy bien a qué nos enfrentaremos.

Las palabras del propio arquitecto lo adelantan: a "un arca, portadora del conocimiento humano, inmersa en un exhuberante (sic) jardín botánico".

El problema con esa metáfora es que olvida algunas cuestiones prácticas. Para empezar, una muy simple: el arca, en caso de que se refiera a un transporte marítimo, tendrá dificultades para moverse en un paisaje agreste. A menos, claro, de que la palabra haga eco de otro de sus significados, uno ya en desuso pero no menos interesante: sepulcro, ataúd.

Tengamos buena fe y pensemos que Kalach no usó el vocablo con afanes funerarios, pero luego de un análisis minucioso del diseño, algunas preguntas -y sus correspondientes respuestas- resultan convenientes: ¿Para qué un arca varada, "que navega inmóvil por las estaciones y los años"? Disculpen el lugar común: para cumplir con los anhelos faraónicos del presidente en turno. ¿Qué protege y de quién? Libros, o en el mejor de los casos conocimientos, que al parecer han de ser defendidos de la vorágine urbana, de una ciudad a la que prefieren dar la espalda. ¿A dónde iría en caso de no ser "inmóvil"? A ninguna parte: la Biblioteca no encalló, fue erigida como las ruinas artificiales de los románticos, con el fin de transportarnos a un tiempo que, se dice, fue mejor.

De nada sirve repasar las anomalías de un concurso que, una vez más, fue utilizado como excusa para proclamas patrioteras -¡un mexicano se impuso a los mejores del mundo!-: en unos días el arca reposará en Buenavista, anhelando que a sus costados se haga efectiva la exuberancia floral.

Es hora de decir que aquí ha pasado algo grave. Ya expertos han hablado de las deficiencias programáticas de este mausoleo del saber, pero dado que la arquitectura es una disciplina relevante, es necesario apuntar algo: una idea caduca y necia anima este edificio.

Para esto, conviene tomar muy en serio a los personajes que habitan el dibujo más difundido del proyecto, un corte en perspectiva. Fueron tomados de La Escuela de Atenas, de Rafael, pintado entre 1508 y 1510. El fresco está presidido por Platón y Aristóteles, que son flanqueados por otros sabios de la antigua Grecia: Pitágoras, Sócrates, Epicuro, Heráclito.

¿Con quién se...

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