Marca sexenio temperamento

AutorMayolo López

A la ceremonia del 5 de mayo en Puebla, la que revestía aún mayor pompa por tratarse del 150 aniversario de la batalla que en 1872 protagonizaron los indios zacapoaxtlas frente a los invasores franceses, el Presidente Felipe Calderón no le dispensó la solemnidad del caso.

El Mandatario tenía otros planes... para su propio provecho. Al mausoleo en honor del General Ignacio Zaragoza, donde lo esperaban cientos de poblanos y habría de pronunciar el discurso oficial, Calderón llegó vestido con traje oscuro pero, en contraste con otros 5 de mayo, iba sin la banda presidencial.

Ceñido a la directriz que él mismo y sus asesores más allegados se trazaron desde que comenzó su infausto sexenio, era menester beneficiarse del escaparate que representaban unos festejos oficiales y ganar presencia en la opinión pública, sobre todo porque en el horizonte se insinuaban los comicios del 1 de julio.

Después de una agotadora jornada de al menos 12 actos públicos que comenzó el viernes 4, Calderón se colocó en la noche del día 5 la banda tricolor al pecho no para ajustarse al protocolo oficial, sino para aparecer a cuadro en el Canal de las Estrellas.

Con la complicidad del Gobernador Rafael Moreno Valle, Felipe Calderón maniobró hasta donde pudo para no ceder a la tentación de cancelar, a causa de un terco e inoportuno aguacero, una fiesta VIP al aire libre que sería transmitida en directo por el canal 2 de Televisa.

Todavía escurría agua de las sillas y la gente se apretujaba envuelta en impermeables para presenciar el festejo, en el que iba a tomar parte, por supuesto, el Presidente Calderón, ataviado con la banda presidencial que por la mañana no quiso usar para encabezar la ceremonia oficial.

El Ejecutivo pronunció un discurso de poco más de 10 minutos con el que habló de la valentía de los indios zacapoaxtlas. Y su figura pasó al aire en televisión en el canal más importante de la televisión nacional.

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Para Felipe Calderón siempre fue prioritaria la imagen personal, como resultó evidente esa noche del 5 de mayo. En los últimos meses de su gestión, inclusive, la oficina de su portavoz, Alejandra Sota, contrató dos fotógrafos más para retratar el trajín cotidiano del gobernante.

El Presidente cortando tunas. El Presidente, anfitrión del Papa y de la veintena de Jefes de Estado del G-20 en Los Cabos. El Presidente inaugurando presas, hospitales, cárceles de máxima seguridad, tramos carreteros y bibliotecas públicas.

Un año atrás, el que resultó el más violento del sexenio, cámaras de video de alta definición habían grabado a un Felipe Calderón exultante en la cúspide de la Pirámide del Sol en...

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