Doña Marina y Hernán Cortés: Un amor malinchista

AutorGuadalupe Loaeza

Para José Luis Martínez

"Y en diez días del mes de febrero año de mil quinientos diez, y nueve años después de haber oído misa, hicimosnos a la vela". Hernán Cortés zarpó del puerto de La Habana para desembarcar en las costas mexicanas a la cabeza de una expedición española de 600 hombres para someter al poderoso imperio azteca. Algunas semanas más tarde, Cortés llegó al río de Grijalva y en la desembocadura del mismo, quiso desembarcar en el llano de Centla, pero halló resistencia en los indios y tuvo la primera guerra que se daría en la Nueva España. Cortés salió triunfante, de sus adversarios a pesar de que estos últimos ofrecían una gran resistencia. Dice Bernal Díaz del Castillo: "Y así como llegaron a nosotros, como eran grandes escuadrones, que todas las sabanas cubrían, y se vienen como rabiosos y nos cercan por todas partes, y tiran tanta flecha, y vara y piedra, que de la primera arremetida hirieron a más de setenta de los nuestros, y con las lanzas pie con pie nos hacían mucho daño; y un soldado murió luego, de un flechazo que le dieron por el oído; y no hacían sino flechar y herir en los nuestros". Los españoles empezaban a encontrarse en serias dificultades pero contaban con un recurso totalmente inesperado. Cortés intervino al frente de un pelotón de diez jinetes. "Vimos asomar los de a caballo, y cómo aquellos grandes escuadrones estaban embebidos dándonos guerra, no miraron tan de presto en ellos cómo venían por las espaldas, y cómo el campo era llano y los caballeros buenos, y los caballos algunos de ellos muy revueltos y corredores"... Al ver los indios estos extraños seres compuestos de hombre y bestia, que nunca habían visto, huyeron despavoridos para ocultarse en el monte.

Al día siguiente de la batalla, era el 26 de marzo de 1519, llegaron los caciques y principales del pueblo de Tabasco con grandes muestras de respeto y acato. Cortés actuó con gran generosidad. Mandó que le trajeran a los prisioneros, entre los cuales se encontraban dos capitanes y los puso en libertad diciéndoles que él sabía vencer y sabría perdonar. Pudo tanto el gesto del vencedor que a las pocas horas llegaron al cuartel algunos indios, de parte del cacique principal de Tabasco, cargados de regalos: Plumas de varios colores, ropas de algodón, algunas piezas de oro, gallinas, pescado, fruta, pan de maíz, y nos dice Bernal: "No fue nada este presente en comparación de veinte mujeres, y entre ellas una muy excelente mujer que se dijo Doña Marina que así se llamó después de vuelta cristiana". Siendo uno de los pretextos de la Conquista, la conversión de los indígenas, y como era Domingo de Ramos, Cortés ordenó que se iniciara a las mujeres en la religión cristiana y para que de inmediato fueran bautizadas. Según nos dice Bernal, Fray Bartolomé de Olmedo "predicó a las veinte indias que nos presentaron muchas buenas cosas de nuestra santa fe, y que no creyesen en los ídolos que de antes creían que eran malos y no eran dioses, ni más les sacrificasen, que las traían engañadas, y adorasen en Nuestro Señor Jesucristo. Y...

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